Rupac Épico: Senderos mágicos e inexplorados

| el 19/03/15 a las 4:10 pm. | 19

Nos envían este articulo muy bueno directamente desde el Valle de Huaral, donde el pedaleo, fotografías, y unos paisajes de película, son la combinación perfecta para una épica aventura en Mountainbike.

«Hace 16 años visité por primera vez, gracias a un viaje de colegio, la ciudadela de Rupac, una desolada necrópolis pre-Inca, construida hace unos 800 años por la cultura Atavillos, localizada en las alturas del valle de Huaral, a tan solo unas horas al norte de la ciudad de Lima».

El acceso principal a la ciudadela es por medio de un trekking por un camino muy angosto y complicado, rodeado de abismos y un paisaje que te deja siempre impresionado. Desde la primera vez tuve la fijación de pedalear esa ruta. Finalmente se dio la oportunidad. Tras unas cuantas llamadas de coordinación con dos buenos amigos también pedaleros – Vicente Chirinos y Andrés Bellido –, nos escapamos de la ciudad de Lima en busca de las rutas de los Atavillos. Este es el resultado…

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Para muchas personas, un fin de semana de verano en la ciudad de Lima significa ir obligatoriamente a la playa, bañarse en el océano Pacifico y absorber un poco de ese cálido sol que solo se asoma cuatro meses al año e hiberna el resto del tiempo tras una espesa capa de nubes. Para otros, escaparse de dicha rutina veraniega puede resultar una idea increíble.

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En la sierra, el mes de Marzo despide a la temporada de lluvias; en la costa, despide al mes donde se celebran los carnavales veraniegos (Febrero).

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Asegurar bien el equipo, debido a los caminos sinuosos de la sierra, es primordial. Andrés Bellido se encargó de que las bicicletas no vayan bailando encima de la camioneta.

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La ruta de acceso estuvo oculta por algunas horas debido a las nubes provenientes de la costa. Buscarla resultaba importante y Vicente Chirinos no se despegó de sus binoculares para poder asegurar el camino correcto.

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El primer día, nuestro objetivo era acampar en el pueblo abandonado de Pampas, que es desde donde comienza la ruta de trekking hacia Rupac. Para comenzar con el ejercicio y estar seguros de que el camino de carros no estaba cerrado por las lluvias, pedaleamos hacia Pampas, dejando la camioneta en el pueblo de La Florida.

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Mientras más alto subíamos, más paisaje bellos teníamos a nuestros pies, eso hacía que el esfuerzo valga la pena.

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Después de varias horas de subida tuvimos la suerte de tener algunas pendientes de bajada y aprovechamos jugar con el terreno.

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Finalmente, llegamos al pueblo de Pampas. Impresionados por su vegetación, entendimos que esta quebrada tiene su propio ecosistema, por lo que en época de lluvia la naturaleza hace su magia, año tras año.

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Entre diversas flores, descansamos unos minutos para comenzar la bajada y recoger la camioneta. El inicio del camino, al no ser usado por varios meses de época de lluvia, se convirtió en un laberinto natural.

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Después de algunas curvas, el camino se aclara y comienza la bajada

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Muchos dicen que pedalear en la sierra de Perú en temporada de verano, o sea en época de lluvia, es una locura. Pero si los ingredientes climatológicos son los indicados, la experiencia puede resultar como una de las mejores aventuras del año.

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La ruta esta marcada entre piedras y árboles, teniendo segmentos muy técnicos y divertidos.

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En secciones de abismo, el camino serpentea por una pendiente muy empanada.

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Ya en el pueblo de La Florida donde dejamos la camioneta y después de una bajada inolvidable, Vicente, muy cansado, festeja la bajada.

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Al llegar a Pampas, alistamos el camping, tuvimos un breve almuerzo y decidimos ir a investigar el pueblo antes de que comiencen las lluvias.

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Pampas es un pueblo abandonado. Muchos lo conocen como el pueblo fantasma porque todas las casas se encuentran cerradas e inhabitadas.

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Al caminar por el pueblo se siente una energía muy especial. Todo estaba cerrado con simples candados. Era como si el tiempo se hubiese detenido y los pobladores hubiesen huido.

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Los locales dicen que el pueblo entró en sequía y los pobladores tuvieron que migrar bajando la quebrada (al pueblo de La Florida) para buscar tierras fértiles y un mejor acceso al agua.

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El día siguiente amaneció con un sol brillante y, dejando Pampas atrás, nos dirigimos hacia la mágica ciudadela de Rupac.

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El camino de subida es muy angosto y te acompaña un abismo a lo largo de él. Ese grado de dificultad requiere que estés mas concentrado de lo normal.

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Después de casi 3 horas de subida llegamos a Rupac (3,475 msnm). A lo alto se asomaba la ciudadela entre la naturaleza y para abajo se podía gozar de un paisaje spectacular.

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Finalmente aparecieron las chullpas de piedra, asemejándose a cualquier escena del Señor De los Anillos.

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Grandes edificaciones de piedra cubierta por vegetación espinosa se esparcen a lo largo de la ciudadela. Los estudios aún no tienen un resultado definido puesto que se siguen investigando.

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Esta fue la primera vez que vi a personas en Rupac: Ángel Alfaro, es el responsable de liderar los estudios arqueológicos del recinto, los cuales son auspiciados por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

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Estos sitios arqueológicos sirven de ejemplo para demostrar que los Incas no fueron los únicos en desafiar las alturas con sorprendentes construcciones de piedra.

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Impresionados por las construcciones y teniendo la suerte de que el arqueólogo nos explicó apasionadamente varias cosas, decidimos comenzar a bajar. Las lluvias se acercaban y no queríamos mojarnos.

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Finalmente, solo nos quedó disfrutar de una nueva ruta de bajada para nosotros. El no conocer la ruta tiene un encanto especial y es muy gratificante pensar que muy pocas personas han bajado por este camino.

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El terreno estuvo espectacular. Tuvimos la suerte de que hubo lluvia y después sol, teniendo las mejores condiciones para que la bajada sea fluida y rápida.

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Otra sección que serpentea por la ladera.

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El camino cruza quebradas muy angostas, desde donde se ven cascadas impresionantes.

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Al pasar este puente rústico, sabíamos que el camino estaba por terminar, estábamos llegando muy felices a Pampas, después de 40 minutos de pura adrenalina.

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Entre barro, plantas, sonrisas y buenos ánimos, terminó una de las mejores rutas imaginadas.

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Sin haberlo presentado antes y habiendo aparecido en muchas fotos, acá esta Tosh, quien nos acompañó por toda la ruta. No tuvimos que esperarlo nunca, así que feliz de la vida se ganó su descanso y comida rica.

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Ya con las bicicletas en la camioneta, emprendimos el camino de regreso a casa. Cuándo volveremos, no lo sabemos, pero tenemos presente que es una ruta muy accesible, demasiado divertida y muy recomendada para quienes quieran ir a Rupac con más adrenalina. Nota: solo para ciclistas experimentados.

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Al terminar el día y dejando las nubes atrás, un sunset nos sorprendió acompañándonos hasta nuestras casas. Es increíble como es la geografía del Perú: durante el día se goza por rutas andinas muy altas y complicadas. Por la tarde, te relajas en la playa viendo el cielo y despidiéndote del sol y de uno de los mejores días de verano. Misión cumplida!!

Créditos: Diego del Rio / INTU
Blog: www.intu.pe
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