Crónica de la Carrertera Austral (2da Parte)

| el 23/02/10 a las 6:07 pm. | 10

A pedido de muchos montenbaikers cumplo con la segunda entrega de las crónicas de mi travesía por nuestro Chile Austral.

En este capitulo recorremos desde Villa Amengual hasta La Junta donde nos enfrentamos al tramo mas pesado de la carretera austral. Ni la inclemencia del tiempo, las adversidades de la geografía o el desgaste fisico fueron capaces de frenar nuestro ritmo a través de los caminos sureños.

Continúen leyendo después del salto.

Domingo 17

Mientras todos ustedes hacían filas en las urnas para sufragar, nosotros preparábamos un excelente desayuno. Pan del cazador con palta y ulpo con leche caliente. Desde que despertamos la lluvia caía sin clemencia sobre la región de Aysén. Pero esta lluvia no iba a detenernos hoy (al menos eso creíamos).

Salimos de la cabaña secos, nosotros y todo nuestro equipo y a los 5 minutos ya estábamos empapados los tres. Pero como seguíamos pedaleando no sentíamos mucho frío. En el camino nos topamos con cuatro cicloviajeros, dos suizos un neozelandesa y un gringo que nos advirtieron que en el portezuelo del Queulat estaba crítico, muchísimo frío, viento y lluvia. Estuvimos conversando unos 3 minutos y el frío ya se sentía en los huesos por lo que decidimos seguir para entrar en calor.

Tras avanzar unos 10 km de la peor lluvia de todo el viaje tomamos la decisión de refugiarnos en un improvisado techo de una constructora que tenía una obra en la ruta, ahí pudimos calentar un poco de agua y tomar una sopita con un poco de pan del cazador que habíamos preparado esa mañana en la cabaña. A lo lejos ya se veía la imponente cuesta del Queulat, pero de la cumbre ni se asomaba ya que estaba totalmente cubierta de nubes negras.

Terminamos de comer y enfrentamos al gigante: una hora y pico nos tomó llegar hasta la cima y un poco antes nos topamos con una pareja de ciclistas checos que casi no podían hablar por el frío, y eso que vestían ropa técnica impermeable de pies a cabeza, y nosotros bastante menos equipado en ese sentido, aún no le tomábamos el peso a la situación, por lo que después que nos separamos de ellos nos reímos un rato y seguimos ascendiendo con destino al portezuelo.

Al llegar a este punto comenzaron a soplar vientos de unos 50 km/h en contra y el termómetro de mi reloj marcaba 5 ºC. Nos sentíamos igual que en la partida del enduro con nieve que se realizó en el Huinganal (para el que estuvo ahí sabe a lo que me refiero). Estábamos a más de 550msnm y teníamos iniciar el descenso para que subiera un poco la temperatura ambiental, pero no necesariamente la corporal.

Aquí comenzó lo más duro. Como les explique anteriormente cuando no estas pedaleando te enfrías y en 3 minutos ya te duelen los huesos. Comenzamos a bajar algo que es geográficamente similar a las curvas de nuestros centros de ski santiaguinos, había mucho viento y lluvia, y por ir en bajada no pedaleábamos, íbamos estáticos y con los cuerpos fríos al punto de ya no sentir las manos ni los pies. La Antonia lloraba del frío y yo decidí bajar a su ritmo, entonces le pedí a mi hermano que bajara a toda velocidad para que buscara algún lugar ojalá debajo de un puente donde pudiéramos refugiarnos y calentar agua.

La cuesta se hizo eterna, me quede acompañando a mi polola bajando literalmente a la vuelta de la rueda con un frío de los mil demonios y sin tener ningún tipo de sensibilidad en las articulaciones, fueron 30 minutos de sufrimiento extremo (llegué al punto de preocuparme de verdad). Llegamos abajo y mi hermano estaba esperándonos con la cocinilla a toda potencia para calentar un poco el cuerpo. Yo seguí pedaleando a toda máquina (como cuando Sam Hill llega a la meta en el mundial) para poder entrar en calor y a un kilómetro de donde estaba Ben con la Antonia encontré un espacio mínimo para armar un campamento de emergencia, era un lugarcito entre el camino y un río que tenía exactamente el ancho de la carpa. Instalamos la carpa sobre las piedras, tensamos los vientos a las bicicletas y nos metimos a los sacos para entrar lentamente en calor. El suelo rocoso, las suaves y sedosas nalcas, la delicada lluvia y el armonioso sonido de los autos pasando a menos de 1 metro de nosotros, nos cobijaron para sortear esta gran noche.

Lunes 18

Despertamos alrededor de las 9 de la mañana con los sacos muy mojados y habiendo dormido poco o casi nada.

Tomamos apurados un muy salvador ulpo al desayuno para guardar rápidamente todas nuestras cosas húmedas, vestirnos con la ropa mojada utilizada el día anterior y ponernos a pedalear para entrar en calor, secar la ropa y llegar luego a destino.

Nuevamente llovía, o mejor dicho nunca paró, pero ahora era mucho más suave que el día anterior. La meta de hoy eran aproximadamente 40 km, que era lo que nos faltaba para llegar desde donde habíamos quedado varados hasta Puyuhuapi, ahí la idea era buscar una cabaña en donde poder alojar y secar los sacos, la carpa y la mayoría de nuestra ropa y pertenencias.

Los primeros 10 km fueron sorteados rápidamente así lo hicimos para mantenernos calientes y para que la lluvia no nos afectara, ni siguiera dañando la aporreada moral grupal.

En la ruta, en la entrada al sector “Ventisquero Colgante del Queulat” nos topamos con otro chileno en bicicleta, Andrés, quien nos informó que Piñera era el nuevo presidente de Chile, tras ganar las elecciones por apenas 3 puntos. Nos quedamos un rato compartiendo vivencias a la orilla del camino hasta que se nos unió Wolfgang, un motoquero alemán que nos contó de su grata experiencia y de la amabilidad de la gente en su viaje por Chile y Argentina.

Poco nos importó entonces el resultado de la elección ya que nuestras necesidades básicas (estar secos y bien alimentados) eran nuestra principal preocupación.

Tras llegar al fiordo Queulat el clima y la temperatura mejoraron bastante, de hecho la última subió a unos 14 grados, que en ese minuto nos parecía algo casi tropical.

Después de varias horas de pedaleo llegamos finalmente a Puyuhuapi donde encontramos una cabaña que convertimos en nuestro tendedero oficial. Secamos absolutamente todo, incluso armamos las carpas adentro para que se secaran del todo.

Para compensar todo lo que habíamos sufrido la noche anterior en el Queulat salimos a almorzar a la “Cocinería Real” donde comimos un exquisito salmón con papas fritas.

Después de esto recorrimos Puyuhuapi a pie (no se imaginan lo agradable que es caminar después de pedalear varios días seguidos con las pesadas bicicletas) y nos fuimos a relajar a las cabañas para volver a salir a comer al café Rossbach, que a pesar de su formato sencillo ofrecía platos muy buenos y extra sofisticados. Guatita llena, corazón contento y a dormir se ha dicho, aún con luz en nuestra querida y acogedora “lavandería” (vean las fotos).

Martes 19

Comenzamos el día a las 9:00 aprovechando al máximo el desayuno que incluía nuestro bed and breakfast: pan, mermelada y leche con chocolate fueron devoradas en escasos segundos ya que un tan buen desayuno escasea en estas latitudes, sobretodo en este tipo de viajes. Cuando la señora de las cabañas nos pregunto si queríamos repetirnos algo, nuestros estómagos decidieron por nosotros: OTRA RONDA!

Para no volver a vivir nuevamente lo sucedido en el Queulat nos dimos unas vueltas por el homecenter local: Casa Mayorga, para comprar unos abrigos de pvc.

Comenzamos el pedaleo y en cuanto volvió a llover corroboramos que North Face, Columbia y Helly Hansen estaban equivocados: El abrigo de pvc es lejos el mejor elemento, apenas $3500 y además contaba con el material suficiente para hacerle unos recortes y fabricarnos unos cubrepies/polainas para mantenernos secos y libres de viento.

Santo remedio.

Si bien la transpiración humedecía nuestras ropas, la nueva adquisición no dejaba pasar una gota de agua ni la más mínima brisa de viento con lo cual nos mantuvimos en temperaturas muy agradables.

Durante el pedaleo quedamos realmente anonadados con los paisajes. Los primeros kilómetros bordeando el lago Risopatron con una suave lluvia y neblina nos regalaron uno de los ambientes y paisajes más lindos de la ruta. El pedaleo de hoy en dilección a La Junta fue sorteado sin problemas. Como les comenté anteriormente ni el frío ni la lluvia pudo contra los preciados abrigos de pvc.

Llegamos a La Junta donde volvía a llover como nunca. Los ánimos ya no eran los mejores debido al exceso de barro que producía el agua en este nuevo formato de ripio dudoso. La constante lluvia y mal tiempo habían generado una capa de barro jabonoso que en sectores se hacía bastante pesada, se pegaba a las ruedas y empeoraba notablemente el desempeño del grupo, además de dejarnos sucios como monos, por lo que nuevamente buscamos una cabaña tomando ahí una buenísima decisión: día de descanso.

Nuestros fibrosos traseros y nuestras sobrecargadas rodillas nos pedían un tiempo.

El odio contra la lluvia y nuestros sillines era claramente visible.

Miércoles 20

Día de descanso.

Aprovechamos de recorrer La Junta en busca de un taller mecánico para fabricar una pieza de la parrilla que estaba muy julera, por suerte nuestra el dueño de un taller nos prestó el material necesario y las máquinas para fabricarlo. El arreglo quedó 10 puntos.

Nos aprovisionamos y decidimos recorrer el pueblo acompañados de la que era la lluvia más potente de todo el viaje. Los locales nos comentaban que estaba lloviendo igual que en invierno y ya desde hace algunas semanas debido a la famosa corriente del niño (el cabro de mierda le decían en el sur). Eso sí, el diluvio no nos impidió caminar y recorrer hasta el último rincón de La Junta.

De vuelta en las cabañas, lavamos un poco las bicicletas, lubricamos las cadenas y pedales para luego descansar y leer un rato.

En la noche, tipín 9 se empezó a despejar un poco el cielo todavía con luz, con lo que se confirmaba la teoría del pronóstico que desesperados habíamos ido a chequear esa tarde en Internet: sol prácticamente ininterrumpido para el sector sur desde el jueves 21 en adelante.

Nos acostamos rogando que el pronóstico fuera asertivo.

Esta historia continuará…

Comentarios y Opiniones: 10

  • pero que viaje mas la raja……me dan una envidia sana de no poder hacerlo por la pega…

    algun dia me ganare el loto ( si jugara )

    y lo podre hacer al igual que uds…..

    muy buen informe, muy buena ruta, muy wen pedal……

  • envidia me salio el instinto natura jejej saludos jan

  • oohh la raja la historia 😀 estoy planeando lo mismo con un amigo para enero del 2011, estoi preparando cleta y equipo desde ahora (no es barato….) y la idea seria ir a Chiloé o por ahi. Vamos a planear la ruta más adelante. Se agradecerían muchisimo cualquier consejo o dato útil para el viaje, qué comprar o llevar de ropa, equipo, etc. Saludos!

  • te felicito nuevamente
    esta my genia lla historia tines algo en la redaccion que logras tranmitir a notros los filees lectores al 100% los echos

    el sur es hermosos pero lastima que justo anda el cabro de mierda jiji

    dando vuelatas a ciendo el tiempo mas crudo de lo que es

    i eso del desenso deve aver sido brutal i pobre dama para ellas si que deve aver sido penca uno por lo menos se las da de roky i listo

    esperaremos la 3° parte de estra historia

    xao

  • sin duda una de esas historias para contar a los nietos, saludos y felicitaciones por el viaje.

  • Realmente FELICITACIONES…así se crece!

    Seguro que después de estos increíbles relatos nacerán varios seguidores.

  • Jan, excelente viaje e historia. Eso es lo bonito de este deporte, te hace crecer y te das cuenta de lo bella e imponente que es la naturaleza.
    Felicitaciones y gracias por compartir tu experiencia

  • exelente tour que rico deve ser andar por chile con unos paisajes maravilloso

  • wooo la lluvia contrasta con el paisaje me imagino

    debio ser a toda nalga hacer ese tour, sacrificado pero buenisimo

    se espera la proxima parte

  • Creo que mas este año, pq la lluvia no paro desde noviembre a la segunda semana de febrero, yo anduve por ahy y de 14 dias en la carretera 2 sin lluvia, pero aun asi una experiencia increible!!

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