La Cámara Viajera de Montenbaik: Tahiti
Imaginen un lugar lleno de montañas, rodeado de perfectas playas vestidas con colores únicos, sin ruidos, sin teléfono, sin electricidad, etc. Ahora súmenle poder practicar sus deportes favoritos junto a la gente más hospitalaria que hay. ¿Es esto el paraíso? Casi, son las islas de Tahiti.
Muchos podemos tener visión, pero no siempre tenemos la misma perspectiva, en nuestro caso, para los montenbaikers, arriba de la bicicleta es la perspectiva del mundo y de los lugares. Más allá de la posición que se lleva en ella o la velocidad a la que se va, es una extensión del cuerpo, la mente y del alma. En mi caso he tratado de recorrer parte del mundo en ella, ya sea compitiendo o entrenando, y mientras más exótico el destino mejor aun.
Partí la aventura en Moorea y las islas vecinas con altas expectativas, pero por más altas que fueran éstas, llegué a un lugar de belleza indescriptible, personas hospitalarias y entretención de día y noche. Fui invitado donde unos amigos navegantes a una isla desierta, sin luz, teléfono, ni baño. El lugar ideal para unas buenas vacaciones. A pesar de que navegábamos todos los días, mi objetivo era descubrir cómo es practicar Montenbaik en Tahiti. Todos los días tenía que cruzar navegando en Trimarán para llegar a la isla grande de Moorea, lo que hacía más interesante la aventura. El primer paseo fue desde el Hibiscus hasta Opunohu Bay, para luego subir hacia Mt Tohlea y finalmente realizar el descenso por el Paopao hacia la Bahía de Cook.
En resumidas cuentas el paseo fue muy variado. Primero por el clima, ya que llovió muy fuerte en el camino, para luego quedar completamente seco por un sol radiante y un agradable viento. Segundo por el trazado, del plano uno pasa a la montaña y luego a la selva. Me llamó la atención cierto parecido de Tahiti con Hawaii en los senderos y montañas, ese extraño suelo jabonoso de tonos rojos, lo que lo hace muy técnico y diferente a lo que uno acostumbra pedalear. Andar por este sendero con neumáticos para seco se tornó muy difícil pero a su vez entretenido.
Me llamó la atención ver muchos hoteles de lujo quebrados, Club Med cerrado, restaurants fuera de servicio. Todo esto está dado por el miedo de los turistas de ir para allá y encontrarse con precios realmente altos. Después de 4 horas de duro mountainbike tomé el catamarán de vuelta a las pequeñas islas para hacer la rutina de navegar, nadar, pescar y cocinar. A través de los días junto con el pedaleo aproveche de practicar Snorkeling con manta rayas y pequeños tiburones, paddle surf y deportes de vela.
El siguiente paseo fue bastante duro, ya que me pasé desde las 6.00am navegando hasta las 14.00pm, por lo cual llegué al pedaleo con todo el calor. El paseo era un MTB brutal desde el sector de Les Tiphanes hasta lo más alto del cerro. Cerca de 32 grados se encargaron de hacerme transpirar como nunca lo había hecho. Era un sendero muy técnico, hice sufriendo toda la subida en 22-34, es decir 1-1, gramy gear. Pero al final estaba la sorpresa, una vista a todas las islitas y lagunas de Moorea, solo en la montaña contemplando el arte y la perfección que sólo la naturaleza puede ofrecer.
Pero lo que sube tiene que bajar, así que me preparé para la bajada, la cual se veía muy técnica pero a su vez entretenida. Jugando de peralte en peralte, saltando, entrando en la zona, derrapando, disfrutando. Puede que uno haya competido y pedaleado mucho, pero hay cosas que no dejan de sorprender, muchos han escuchado y pasado por los famosos “Rock Gardens” los cuales son jardines artificiales de piedra. Yo los conocía y he competido con ellos, pero lo que no conocía son los “Coconut Gardens” o jardines de coco. Una parte del sendero pasaba una plantación de palmeras y el sendero estaba lleno de cocos gigantes, el punto es que dije “será como un Rock G”, pero la verdad es que es bastante más complicado, resultado: en el suelo rodeado de cocos pero sin mayores consecuencias.
Destino Papeete
El próximo destino sería Papeete, la isla más grande de Tahiti en donde producto del tráfico tuvimos que ir en camioneta al parque nacional Papenoo. Dicho parque nacional tiene un extenso sendero que lo recorre íntegramente. Rodeado de montañas y cascadas partí mi recorrido. Mis amigos junto a mi hermana me dijeron que me pillaban en un rato y que nos juntábamos en dos horas. Así que partí a gran velocidad por el duro trazado pensando en que la camioneta 4×4 no podría ir mucho más rápido que yo, ya el camino tenía mucha dificultad.
Así pasaron dos horas y yo seguía pedaleando con todo, inspirado por paisajes únicos, en donde converge lo dinámico del movimiento con lo estático de la inmensidad, mi imperceptible pedaleo viajando a través de las grandes montañas me había llevado a lo más alto antes que la camioneta, tanto así que mi hermana pensó que me había perdido, pero para sorpresa de ella y nuestros amigos simplemente en el cerro la bici manda sobre el auto. Luego vendría el descenso sumado a más pedaleo, para completar cerca de 5 horas de buen MTB.
El último desafío, El Belvedere.
El Belvedere es un recorrido muy frecuentado en Tahiti para la práctica del ciclismo. Tanto así que todos los años se realiza una clásica carrera, El ascenso del Belvedere. Lamentablemente la carrera fue hace meses, pero eso no fue impedimento para que mis amigos me hicieran la prueba final. Después del castigo del ascenso al Papenoo mis piernas no querían más, pero aun así, mi amigo Boom me despertó a las 5:00am y me dijo vamos por ese record. Un café cargado, vestirse rápido y partimos a los pies del ascenso. Boom me dice el record es de 31 minutos, veamos que puedes hacer. Parte el cronómetro y mi amigo sube en auto para ver la llegada.
Si bien el inicio del ascenso era duro, después se ponía peor, ardor en las piernas, mareo, sufrimiento. Pensé en olvidarme del record y simplemente subir, pero el amor propio me dijo otra cosa. Cerrando los ojos y apretando los dientes fui al máximo de mi capacidad. A lo lejos divisé el final, sin mirar el tiempo fui a tope hasta llegar casi cayendo al suelo de cansancio. Nuevo record me dice 28 minutos 50 segundos. Vacío de energía pero lleno de satisfacción continuamos el sendero, el cual es utilizado para entrenamientos militares en Tahiti, el cual resulto ser realmente entretenido, en especial las bajadas, muy técnicas y llenas de raíces.
Las vacaciones en Tahiti fueron de ensueño, algo tan especial en sus lugares y gente que al recordar me cuesta creer que todo fue real y no un agradable sueño.
que rico Tahiti! buenisimas historias!!!
genial el relato…… y las fotos…… ufff…. de miedo.
Se agradece.
donde queda?????? :O muy bueno
buen relato, se ve que fueron muy buenas las vacaciones…. y yo sin vacaciones…