Historias de Montenbaik :: Corriendo por etapas

| el 08/02/14 a las 2:09 am. | 15

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Estimados todos, próximos a iniciar el Andes Pacífico es probable que muchos no tengan experiencia en carreras por etapas. Por eso es que comparto un antiguo relato de cuando corrí el Transandes. Es probable que sufran mucho, que pasen las cosas que no tienen que pasar en la bici, y que la fatiga sea muy grande. Espero que este relato (a pesar de ser de Xc) los inspire y que cada uno saque el William Wallace que lleva dentro.

Hay momentos y cosas en la vida que te llevan al límite, crean un juego de emociones que va desde la frustración a la satisfacción, del llanto a la risa y que nos hacen descubrir cosas nuevas en nosotros que de otra manera no nos hubiéramos percatado. Por eso aunque parezca irracional, esas cosas que tanto nos hacen sufrir por un momento, sin pensarlo volveríamos a vivirlas. Así son las carreras por etapas.

El TAC era un desafío pendiente en mi carrera deportiva, pendiente más que por las ganas, por el costo. Pero gracias a los auspiciadores nos juntamos con mi partner Nico Prudencio (el 2012) y simplemente dijimos vamos. Sin mayor entrenamiento ni fondo llegue a la carrera, ahí recién pude dimensionar en lo que me había metido. Una puesta en escena enorme, equipos oficiales extranjeros, y lleno de estrellas internacionales de la talla de Stefan Sahm de Alemania (equipo Bulls, ganador del Cape Epic). Todo eso no era casualidad ya que el TAC se ha transformado en uno de los grandes clásicos internacionales por etapas.

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La carrera

Serian 6 duras etapas las que había que afrontar, todas con bastante kilometraje, de 60 a 90 kilómetros diarios, con un ascenso acumulado sobre los 2000 metros promedio. Si bien el cuerpo ya no se podía trabajar antes de la carrera, la logística y mentalidad si. Por eso preparamos toda la estrategia y logística con mucha pulcritud. Aprovechamos la experiencia que el Nico había tenido en las ediciones anteriores. Las duras etapas serian: 1era. Panguipulli-Huilo Huilo 2da. Circuito Huilo Huilo- Huilo Huilo 3ra. Huilo Huilo-Termas de Coñaripe 4ta. Termas de Coñaripe-Termas de Menetúe 5ta. Circuito Termas de Menetúe- Termas de Menetúe 6ta. Termas de Menetúe-Pucón.

Otra dimensión del dolor

La primera etapa dolió mucho, la partida fue irracionalmente explosiva, se sentía la tensión y la ansiedad en los corredores. Como era de esperar los calambres llegaron, en mi caso la falta de fondo se hacia presente, y la incertidumbre de realizar un digno papel también. A lo largo de los días fuimos conociendo tanto a nuestros rivales como a nosotros mismos. Si bien uno dice que lo importante es competir y el objetivo es terminar, la verdad es que yo quería un podio en una carrera internacional importante, pero era un objetivo duro. Poco a poco fuimos agarrando ritmo, confianza y por que no decirlo, actitud. Tanto así fue que trepamos al tercer lugar de la clasificación, pero con los Canadienses y Argentinos al acecho. Como nada es perfecto los problemas llegarían. Terminando la etapa 4 después de una gran jornada, entrando al embalaje pierdo el control a metros de la meta y choco contra un cerco de palos, resultado: fisura de costilla y múltiples contusiones. Me paro con un dolor terrible y llego siendo empujado por mi compañero Nico Prudencio. Surgió inmediatamente la duda, sería el fin de mi participación en el Transandes?

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Los medicos me revisaron y me dieron calmantes, la recomendación era dejar la carrera hasta ahí, cosa que yo no quería. Así que preferí aguantar hasta el día 5 y ver que pasaba. La noche fue terrible, no podía dormir del dolor, sumado al piso duro de la carpa, que hubiera dado por mi cama! Decido partir la etapa 5 de 80 Km., a pesar de que apenas podía moverme del dolor. Extrañamente en la subida no me sentí tan mal, trataba de respirar corto y no profundo. Todo iba a la perfección hasta que ocurrió lo que no tenia que ocurrir, una caída. El problema es que no fue suave, caigo de un puente y me pego en la costilla fisurada. Lógicamente se termino de fracturar. A pesar de todo seguimos pero bajando el ritmo. Logramos llegar pero habíamos perdido mucho tiempo, los canadienses nos habían alcanzado, todo se definiría el último día.

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El día de la verdad

Más pastillas y reposo. No entiendo por que aun así quería seguir en carrera y no solo eso, pelear el podio. Veía como mi compañero estaba tenso y angustiado. Decía “mañana va a doler mucho”, algo que yo tenía mas claro que nadie. Dejamos todo listo e impecable para el día de la verdad. La noche se hacía larga y dolorosa en la carpa, sumado a la lluvia. En la mañana el dolor paso a ser parte de mi, sumado a la fractura de costilla, las rodillas no daban mas, al igual que gran parte del cuerpo. Pero cuando estas débil demuestra estar fuerte, así que puse en la camioneta del equipo música para inspirarnos y prepararnos para una de las jornadas mas duras de las que tenga recuerdo. Los canadienses miraban atentos, solo 3 minutos nos separaban del podio. Dan la largada y saltamos inmediatamente a neutralizar, pero ya se habían alejado. Al parecer estaban confabulados con los americanos del Jamis internacional. Después de un gran esfuerzo logramos enganchar, nos percatamos de las miradas y una siniestra conversación en frances, el Nico me dice “están planeando algo, cuidado”. Así nos mantuvimos hasta llegar al plano, el maldito plano. En ese momento Benoit Simard junto a Jacques Gagné y el seleccionado de USA Blake Harlan llevarían a cabo su plan. Ellos notaron que el plano era mi punto débil, sumado a la costilla rota, por eso cuando Gagné o Harlan “tiraban” en el plano, Simard se quedaba conmigo, se ponía adelante mío para separarme del grupo y luego aprovechaba su potencia para volver a enganchar solo y dejarme cortado sin ir a rueda. En resumen fueron 4 embestidas terribles, en las cuales pude conectar al límite, no podía meter cuerpo ya que estaba frágil, y para ser sincero casi no aguanto el ultimo ataque.

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Por suerte el plano había terminado y venia la subida, la cual era muy larga. Yo a esas alturas estaba muy irritado, pero no iba a regalar nada. Así fue como lancé mi primer ataque y todos se ponen a rueda. Harlan me dice en ingles “te ves fuerte en la subida para haber ido tan lento en el plano”, le contesto de mala manera una “chuchada” y doy inicio al ataque definitivo. “Es como subir el anfiteatro” me decía a mi mismo, plato grande, mirada al suelo y a pedalear por la gloria o morir en el intento. Poco a poco la pesadilla se fue alejando, solo seguía el Nico y yo, el americano de Jamis también se descolgaba. Había que aguantar. Logramos llegar a la parte alta y luego venía la bajada, lo que en teoría es una de mis partes favoritas, pero con la costilla rota fue una tortura. A pesar de todo impusimos tan buen ritmo que pillamos a la dupla del Campeón Argentino Luciano Caraccioli y Javier Puschell quienes caballerosamente nos dejaron pasar adelante por meta después de trabajar juntos. Al cruzar la meta la emoción me embargo, no solo por haber logrado el tercer lugar en una de las carreras importantes por etapas, sino que había descubierto una nueva dimensión de la mente y los límites. El miedo estaba superado, el sufrimiento también. Es algo tan fuerte que es difícil de describir, nunca lo había vivido.

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Ese es el objetivo de estas carreras epicas, y lo que justifica todo, ya sea gasto, logística, el sufrimiento y prescindir de la comodidad (sumado a los pobres premios de esta carrera, en nuestro caso una medalla, un cultrún y un canasto Thule por salir terceros en Pro….sin comentarios!). Todo esto para fortalecer tanto el espíritu como la mente y descubrir quienes somos y que podemos lograr. Al rato llegan los canadienses, los cuales no estaban muy felices por haber quedado abajo del podio. Ahí me di cuenta que es mejor no saber ciertas cosas, como quienes eran ellos, solo por mencionar un dato: Benoit Simard se me hacía conocido, y claro que lo era, el corrió por Canada en las Copas del Mundo, fecha en la que yo también competí. Esa vez yo logre el 88vo lugar, nuestro campeón nacional (y panamericano en esa fecha) Cristóbal Silva 64. Mientras que Simard se metía entre los 50 del mundo.

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Saludos y disfruten de las carreras por etapas.

Fotos por Marcelo Tucuna y Ferni Flaño.

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