Análisis :: Cuando todo era más simple

EUPATRIDA | el 20/05/15 a las 11:30 am. | 20

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El otro día estaba aburrido en mi casa un sábado en la tarde y me puse a pensar que podía hacer. Mientras perdía el tiempo en fb me puse a mirar las bicis y no resistí al ver mi Gt LTS año 98´. Me motivé al toque, como el chavo del 8 cuando preparaba un juego, “Zaz voy a ir a saltar a la plaza” jajaja. Comienzo a andar en la extraña bici y cual Delorean me transporta a cuando tenía 13 años, recorriendo calles y plazas, sin siquiera pensarlo mucho hago el contraste inmediato de los hábitos de antes y los de ahora.

Pasamos gran parte de nuestro día a día frente una pantalla, nuestro día a día se ha automatizado. Desde los más grandes hasta los más chicos las cosas simples de la vida se han ido olvidando. En la medida que avanzaba en mi bici con forma de triángulo recordaba las cosas que me hacían feliz. Jugar con tierra, los autitos, las láminas, los tazos! Y para que decir la bici, mis primeras alas a la libertad, mi primer medio de transporte. Me acordaba cuando iba al cerro con un kit de supervivencia y para andar a lo más 3 kilómetros!

Seguía avanzando y con cada metro que recorría el sol bajaba un poco más, y me advertía que nos debíamos despedir por ese día. Por lo cual avancé a un lugar que me gusta mucho para contemplar los últimos rayos. En ese minuto de paz me cuestioné que me llevó a la bici y que me enamoró de ella.

La respuesta era mucho más sencilla que los códigos complejos que se manejan hoy. No era una moda, ni la vida sana. No era la onda, ni la bici rica. Era esa sensación de aventura, de ir más allá. Romper los esquemas, abrirme paso, conectarme con mi elemento y nuestra madre, conectarme con la tierra. Desde pendex aprendí a respetar la naturaleza, aprendí que en el cerro nada sobra, más allá de la basura que se deja y la gente inconsciente. Aprendí que con una actitud positiva y agradeciendo lo que tenemos nos acercaremos a la felicidad, con una completa percepción de lo que somos y del presente, sin importar lo que nos pueda faltar o lo que tiene el del lado. Que no sacamos nada teniendo todo, si no tenemos la virtud de valorarlo Todo parece muy lógico?

El problema es que no. Muchas veces perdemos la perspectiva y andamos flotando cual hoja que se deja llevar por el viento. Las masas y las tendencias nos sacan de nuestro centro. Recuerdo que después de la fecha de Curaca que me fue mal, me fui por un tubo de negatividad y me marqué una tangente nada de positiva por no cumplir mis objetivos de resultados. Pero el tema era otro, hace mucho que no estaba cumpliendo el principal objetivo con nuestro deporte, el cual es pasarlo bien y ser felices!

Una vez que logramos ese equilibrio espiritual las cosas comienzan a funcionar. Así somos las personas, nos caemos una y mil veces! El camino del aprendizaje es eterno. Las fuerzas y los equilibrios están en constante movimiento. Por lo tanto si alguien no ha cumplido sus objetivos, lo invito a relajarse. Es bueno plantearse un propósito, pero no debemos perder el norte.

Muchas veces nos obsesionamos, caemos en el consumismo y atribuimos culpa a las cosas, como que la suspensión estaba muy lenta o que el disco metía ruido. Antes andábamos con horquilla de puro elastómero y frenos canti o v-brake, y disfrutábamos más aún. El mtb no era sinónimo de competencia y no andábamos para ganarle al del lado, andábamos para sentir ese estado pleno.

Tras la puesta de sol comencé mi regreso, las calles y las plazas donde alguna vez jugué a la pelota con mi padre, o dónde iba a jugar con los amigos estaban vacías cual ciudad gótica. Era lógico, para que van a salir si pueden jugar compu y para que se van a juntar si pueden hablar por el teléfono. Hemos olvidado los gustos inmateriales de la vida.

Esta es una invitación a todos a tratar de entender por qué hacemos las cosas, si es lo que queremos y hasta qué punto hacemos las cosas por nosotros y hasta qué punto las hacemos por lo que piensan los demás. También a raíz de la nostalgia, es una invitación desde los más grandes hasta los más chicos, a vernos las caras, a sentir el viento en la cara, la tierra en las manos, el crujido de las hojas en otoño…a disfrutar de las cosas simples de la vida. Apaguen la tele, apaguen el compu, apaguen el celu y vivan la vida…corten la rutina por un rato y vuelvan al origen. Muchas veces las respuestas están más cerca de lo que creemos.

Un gran abrazo de su amigo, Víctor Gálvez.