Análisis :: Batería al 1%…
«Y aquí esta lo bueno y lo malo del asunto. que las eléctricas son divertidas y lo son mucho. Y renunciar al placer de divertirse sobre una mountain bike es contrario al principal motivo por el que montamos en bici: la felicidad.»
Foto: Alberto Álvarez
De lejos me pareció un Bruce Willis venido a menos con el pelo teñido de rubio como en la película El Quinto Elemento. Pero no, no era Bruce. Era un tipo con corbata, un guante de goma azul y un cartel con el que pedía dos cosas y nos regalaba una; si le ayudábamos con gasolina y ayuda, él nos daría la bendición de Dios. Nunca la salvación estuvo tan a mano. Los semáforos de Estados Unidos son un espectáculo continuo de gente que busca su lugar en el mundo. Pero hasta buscar tu sitio en el mundo requiere de gasolina. A Bruce se le terminó en un cruce a las afueras de Monterey en el estado de California. No se si sigue allí. No se si alguien le dio unos dólares para repostar su viejo Chevy. No se si bendijo a muchos conductores. Quizá Bruce no quería gasolina. Quería whisky que quema mejor, o dinero para una chaqueta con hombreras a juego para ir a buscar trabajo, o simplemente repostar un galón de sin plomo y seguir su viaje al sur. Si, al sur porque allí hace más calor. Abril no fue generoso en temperaturas y su camisa de manga larga le salvó de resfriarse.
La era de Mad Max ha llegado. Eso dijo Israel que conducía. Yo me apoyé en su asiento y disparé la foto antes de que el semáforo se pusiera verde. Una vez en marcha pasamos alrededor de Bruce. El sonrió, nosotros también. La era de Mad Max ha llegado, sentenció Isra de nuevo…
Las hipótesis sobre el futuro de las energías son eso, hipótesis. Quizá no ha llegado el momento de dejarnos el pelo como Mel Gibson y huir por el desierto Australiano, pero darle tiempo al tiempo. A día de hoy, mientras utilizamos el planeta como si de una enorme pila Duracell se tratara, no hay reto que se nos resista a nivel energético. Tenemos petróleo, agua y energías renovables que todavía no nos cuestan dinero. Algunas. Si, el sol se lo ha pedido el Gobierno de España. El tema es que en una hipotética era de Mad Max del mountain bike, las bicis eléctricas serían auténticas piezas de museo oxidadas, pesadas e inertes como sus baterías cuando llegan al 1% de capacidad…
Hace poco más de un año, Jimmy Mac el que fuera editor de la revista americana Mountain Bike Action, decidió dejar su puesto de trabajo después de 20 años en la empresa, cuando se vio obligado a introducir bicis eléctricas en las pruebas. Eso y la decisión eminente de editar una revista íntegra sobre este tipo de bicis. Para Jimmy, comparar bicis eléctricas con modelos convencionales era una manera insultante de traicionar la confianza de sus lectores. Jimmy concebía una mountain bike eléctrica como un vehículo a motor, tal y como está especificado en su ficha de exportación/importación, con lo que eso lo hace incompatible en los mismos caminos que usan nuestras queridas mountain bikes versión 1.0. Entonces, ¿tienen cabida en un mismo sendero, vatios extra de níquel y cadmio y vatios de oxígeno y sangre?
No sabemos si Jimmy se fue realmente por esto, o simplemente fue una cortina de humo para cubrir cualquier otro motivo, pero de un modo u otro la aparición de Electric Bike Action en Estados Unidos, así como otras publicaciones por toda Europa, hacen que el asunto de las eléctricas sea ya una parte muy importante de este negocio. Además, con la nueva medida de 27.5”+ que va como anillo al dedo a estas mastodónticas bicis de más de 20 kilos de peso, hacen que su rendimiento no pare de mejorar. Motores evolucionados, baterías de más duración, menos peso y modelos que integran todos los elementos con un diseño cada vez más minimalista. Fabricantes de motores como Bosch y Yamaha han abierto una nueva e importante fuente de ingresos y en países como Alemania, Reino Unido y Austria, donde las eléctricas tienen una cuota enorme de mercado.
En otras palabras. El negocio funciona. Entonces, ¿cual es el problema? El primero es la falta de una regulación precisa de cara a que la circulación de las eléctricas no suponga un problema para los usuarios que compartimos camino. Las bicis corren y corren mucho. Además, con la aparición de chips capaces de que la asistencia no pare hasta los 50 km/h, convierten a estas bicis en algo más que una simple eléctrica. Chips que por otro lado, anulan de manera inmediata todo tipo de garantía en la bici. No maten al mensajero, pero había que decirlo.
El segundo problema es el dilema moral. Si no has probado nunca una eléctrica hazlo. Y cuando lo hagas te pasará como al 99% de los que las hemos probado. Inmediatamente te enamoraras de ellas, como lo hacíamos de la alumna inglesa de intercambio en nuestras clases de instituto. Amor a primera vista. El índice de diversión es brutal. Tus salidas se aceleran a la hora de subir, llanear y hasta tus descensos cambian notablemente por el aplomo con el que bajas. Sentir que tienes ayuda no te convierte en un ciclista perezoso sino todo lo contrario. Pedaleas más rápido, más fuerte y más lejos. Olvídate del prejuicio de que con una eléctrica vas de paseo. Eso es solo si tu quieres.
Y aquí esta lo bueno y lo malo del asunto. Que las eléctricas son divertidas y lo son mucho. Y renunciar al placer de divertirse sobre una mountain bike es contrario al principal motivo por el que montamos en bici: la felicidad. Las opciones son claras. Puedes montar en una eléctrica con tus amigos y disfrutar tanto o mas que con una bici convencional. Puedes no usar una eléctrica pero no por ello condenar su uso como si fueran dopados apartados del pelotón. El mountain bike está basado en el disfrute. Buscar tu sitio en el mountain bike puede hacerse con o sin baterías. Tu decides.
Chuta. Hasta ahora las bicis electricas me parecian una webada, pero ahora me quede pensando y me dan ganas de probar una, mas que nada para aumentar las horas de autonomia en el cerro..
buena columna wn