AcrossAndes 2021 – La Carrera

| el 03/01/22 a las 4:02 pm. | 2

Luego de un año de preparación para la AcrossAndes. Muchos cambios de planes relatados aquí, la dupla 69-70 compuesta por Julen Gallastegui e Ivars Grinbergs se aprestan a enfrentar el mayor desafío ciclístico afrontado hasta ese momento.

Antes de hablar de la AcrossAndes, dejo el link al circuito definitivo que tuvo algunos cambios. Primero producto de la pandemia y sus consecuentes cierres de fronteras y luego producto de las revueltas en algunas zonas de la Araucanía. Quedó así:

Día 0: Acreditación AcrossAndes y reconocimiento de los primeros Kms.

Nos levantamos y cargamos las bicis en modo carrera. Fuimos al basecamp a unos 5 kms de donde estamos alojando y fue heavy… todo montado, lleno de corredores, banderas, staff, autos brandeados etc. En un trámite bastante rápido hicimos la acreditación, nos entregaron el kit de carrera, la tarjeta Brevet (una especie de pasaporte que hay que ir timbrando en los checkpoints) y lo más importante: chequearon el equipamiento obligatorio y montaron el GPS tracker, tecnología que permitió a quien quisiera seguir la carrera en tiempo real y nos permitía generar alertas SOS en zonas sin cobertura de celular. Afortunadamente no hubo que usar esa función.

Luego de eso y algunas fotos, regresamos al hostal y fuimos en auto a reconocer gran parte de lo que será el día 1.

Por la tarde regresamos al base camp para la charla técnica.

Había mucha ansiedad y nerviosismo. Bicis por todos lados, gente muy eufórica y otros más concentrados que caldo Maggi.

Tuve algunos problemas con mi GPS Tracker por lo que tuve que ir y volver un par de veces a revisarlo. Todos los corredores estaban haciendo los últimos ajustes, incluso el galáctico Andres Tagle, ganador en duplas de la versión 2019, a quien le di una cinta para tubular porque estaba hasta ultima hora revisando detalles (en todos lados se cuecen habas)

Ahora estamos en el hostal, ya cargamos los bolsos, montamos los números de carrera y dejamos acordado con el regente para que nos dejen el desayuno temprano. Hay que estar a las 6:30 en línea de largada así que el despertador sonará a las 5:30.

De aquí en adelante esto es un relato post carrera y no un diario ya que, como les contaré mas adelante, perdí mi celular y con él se fueron algunos apuntes y fotos que tenía para completar esta historia.

Día 1: Melipeuco – Cunco 253 kms 4200 mts 12:26 hrs de pedaleo efectivo

A las 7 partió todo. En el centro turístico Los Pioneros fue el encajonamiento y los 10 primeros kilómetros fueron neutralizados.  120 corredores tomábamos la largada.

En el Centro Turistico Los Pioneros se daba la largada. Foto de @ramias_photo

Unos 10 kilómetros para calentar patas, tomar fotos y donde nos fuimos encontrando y saludando con varios de los corredores conocidos de otras disciplinas.

Más adelante dieron la bandera de partida y el grupo rápidamente se estiró.

Los corredores de punta empezaron a meter ritmo y nosotros nos cuidábamos ya que aún quedaban más de 1000 kilómetros por delante.

La caravana saliendo de Melipeuco retratada por Clemente Diaz

La primera cuesta fue Icalma. Primer contacto también con el “gravel” (denominación para los caminos de tierra buenos, de “grano fino” en los que se puede acelerar y mantener velocidades altas) y veíamos como algunos corredores aparentemente no habían probado su equipo en ruta ya que se les veía muy incómodos pedaleando con carga y otros derechamente sobrecargados.

Luego de varias curvas llegamos arriba, a la laguna Icalma y ya los grupos se habían adelgazado. Éramos pocos corredores los que nos encontrábamos de tanto en tanto.

Maravillosa la cuesta Icalma retratada por @ramias_photo

Lo que me preocupaba era que íbamos con muchos corredores “pro”. En realidad en esto no hay nadie que se dedique al 100% pero, curricularmente se sabe quiénes son los mas experimentados o corredores de punta.

Hablábamos con Sebas (El mejicano amigo de Susan que se vino con nosotros desde Santiago), con Tomás Baeza y con Nacho (Un vasco que vive en Ecuador) y todos coincidíamos que íbamos demasiado rápido, pero al mismo tiempo, nadie bajaba realmente el ritmo.

Más adelante íbamos rodando solos y nos alcanza “el Chincol”, característico furgón de Don Danilo, líder de Gravel Chile y nos dice: “oigan por casualidad se les cayo un GPS tracker?” Y, revisando, nos dimos cuenta que Ivars había perdido el suyo. Con las vibraciones del camino las amarras plásticas se habían cortado y el valioso GPS se había caído.

Suerte para nosotros!!! (Gracias a Don Danilo y su pandilla)

El Chincolito con el equipo de Gravel Chile cubriendo siempre poniéndole onda y cubriendo estos eventos.

Lo amarramos de nuevo con un strap Choike que nos salvó y seguimos.

Vino la bajada hacia Lonquimay. Luego de adelantar a varios corredores, venia la parte más vertical de la bajada (siempre rodando sobre caminos de tierra). Veo mi Garmin y me avisa que venia un auto detrás.

Le grito a Ivars: “Nos va a pasar un auto y justo viene la bajada!!” y me grita de vuelta: “que no nos pase!!”

Lo más probable era que nos iba a frenar y nos iba a dejar empolvados hasta las pestañas que es lo peor que te puede pasar en una bajada. Así que nos corrimos al medio del camino y aceleramos.

Íbamos flotando en las piedras. El auto se nos pego atrás y de cuando en cuando nos tocaba la bocina (yo pensaba: debe ser santiaguino). Vino la zona de curvas y, como lo esperábamos, lo perdimos.

Luego de la zona de curvas venían unos rectones largos. Ahí nos pilló el auto de nuevo y lo dejamos pasar… era el “media car” oficial de AcrossAndes con Mariano y Pauli que nos habían querido adelantar para fotografiarnos (por eso las bocinas). Mariano nos gritaba: ESTÁN LOCOS, NO PUEDEN BAJAR TAN RAPIDO!!! NO LOS PODÍAMOS ADELANTAR!!! Jajajaja

Nos sacaron unas fotos y siguieron.

Tocamos pavimento nuevamente y luego de algunos kms estábamos en Lonquimay.

Vimos algunos corredores buscando almuerzo o abastecimiento. Como habíamos ido el día antes, sabíamos que lo más cercano a comida de verdad era un carrito que estaba medio escondido. Como esto es una carrera, sigilosamente fuimos y almorzamos sin que nos viera nadie. Eran tipo 12 del día, pero sabíamos que el resto del día no habrían buenos lugares para almorzar.

Mientras Ivars pedía, yo fui y compré agua y galletas en un almacén. Almorzamos, recargamos botellas y seguimos, no sin antes chequear los neumáticos porque les habíamos dado un azote brutal. Afortunadamente Schwalbe sabe lo que hace y nuestras ruedas estaban intactas. De todos modos acordamos bajar «un toque» mas lento ya que lo que ganábamos en la bajada, podríamos perderlo en una caída o con algún eventual problema con los neumas (problema que no tuvimos en los mas de 1000 kilómetros).

Comida ultra (como diría Mariano Lopez)

Venía entonces la trepada al centro de ski Arenales. El punto más alto de toda la ruta, con rampas de 18%

Subimos a buen ritmo y luego de coronar, bajamos bastante rápido con dirección a Malalcahuello adelantando a varios corredores (ya empezábamos a entender que las bajadas eran nuestro fuerte). Sabíamos que en esa parte muchos intentarían buscar abastecimiento pero era una zona en donde se podía avanzar rápido ya que había buen asfalto y poco abastecimiento.

Así lo hicimos.

En el llano vino la mejor sorpresa del dia: mi socio Ivars venia fresco, con aerobarras y un pasado de triatleta que nos hizo avanzar muy muy rápido. Tirábamos 2:1 porque cuando yo me ponía delante, irremediablemente íbamos más lento.

Mas adelante vino un desvío y volvieron las cuestas de tierra. Subidas al 20% y bien sueltas en algunas zonas y un camino que en general estaba bueno pero a ratos se hacía insufrible. En las subidas era mi turno de marcar el ritmo.

Como veníamos delante de Axel Carrión (una especie de Messi del ultra ciclismo) nos íbamos encontrando con los fotógrafos y film makers. Tantas veces que después de algunas nos empezamos a turnar para aparecer delante en las fotos jajaja.

Luego de muchas transiciones entre pavimento y tierra, una pasada con vista impresionante al lado del volcán Llaima y una parada técnica maravillosa en que quisimos recargar agua y nos encontramos con que en esa casa vendían cocacolas, llegamos al último tramo de pavimento que nos llevaba al CP1.

Llegamos bastante rápido, timbramos las tarjetas y luego de algunas fotos nos fuimos a comer. Arreglamos con la gente del lugar para tomar una pieza.

Llegando al CP1 después de un día durísimo. Foto de @ramias_photo

Mientras comíamos nos enterábamos de varios abandonos por motivos de agotamiento, otras duplas que se rompían por temas de convivencia y así, como en los juegos del hambre teníamos que ver cómo quedaría la baraja al día siguiente.

Luego de comer y ducharnos acordamos salir a las 4:00 ya que sería el día de mayor kilometraje y desnivel.

Aquí esta el registro de STRAVA con nuestro primer día.

Día 2 Cunco – Huilo huilo 278 kms 4500 mts 15:00 hrs de pedaleo efectivo

03:20 Ivars me despierta y me dice “Los punteros siguieron anoche y van camino a Pucón. Está la mayoría de nuestros rivales directos acá… deberíamos haber seguido un poco… vamos!!!!!”

Con la ansiedad se había despertado antes que el despertador y lo primero que hizo fue mirar el tracker.

 Nos levantamos rápido y fuimos a desayunar y en el comedor se respiraba ultraciclismo.

Unos venían llegando, otros dormían en los sillones y otros desayunaban apurados comida diversa que, en cualquier otro escenario, no debería juntarse.

Cargando calorías para el día 2. Ivars apurando como siempre. Foto de Clemente Diaz.

A las 4:10 estábamos pedaleando abrigados hacia el lago Colico

Luego de algunos desvíos estábamos nuevamente en un camino de tierra con poco desnivel pero que sabíamos que sería una de las pasadas de gravel más largas y duras del circuito. Avanzamos por el borde del lago y algunas casas empezaban a encender luces. Pasamos a la española Sonia Colomo que no había parado a dormir e iba entrando a la zona de gravel pedaleando sola y de noche. “Esta gente tiene cabeza dura”, pensé.

Empezó una cuesta muy dura hacia el lago Caburgua (por la Rivera norte). El camino empezó a degradarse y subir. Luego de llegar arriba, en teoría venia una bajada larga que resultó ser un sube y baja con un camino bastante malo que no permitía aprovechar la inercia.

Nos cruzábamos con los mismos corredores permanentemente, especialmente con el Francés Romain Babin con quien nos sobrepasamos mutuamente durante toda la carrera.

Cerca de las 12 del día logramos llegar a Curarrehue y reencontrarnos finalmente con el pavimento.

Reabastecimos en un almacén y seguimos camino hacia Pucón. Llamamos a mi amigo Ian quien vive en Pucón y le pedimos algún dato para almorzar. Cuento corto, luego de una especie de contrarreloj desde Curarrehue a Pucón en la que solo adelantamos corredores, llegamos a una sanguchería en pleno Pucón y el Buen Ian y su primogénito almorzaron con nosotros. Buena onda!!!!

Aprovechamos de usar el baño del local, recargar agua y seguimos.

Comida para alimentar el alma. Foto de Ian Rochna

Salimos de Pucón hacia Licanray vía 2da faja, un camino paralelo al lago Villarrica que es un permanente sube y baja pero que, con pendiente a favor, se hace muy llevadero. Faltando poco para llegar a Coñaripe Ivars me reveló el plan que había estado urdiendo todo el día: seguir del PC2 hasta el Panguipulli o mas allá incluso. La estrategia era capitalizar la diferencia que teníamos con los de atrás y no perderla durmiendo en el PC2 ya que todos llegarían a dormír ahí. Yo no venia bien, ya habíamos empujado bastante, mentalmente me había preparado para el pedaleo mas largo de mi vida hasta allí y el solo pensar en que después del PC2 (278 kilómetros con 4500 metros de desnivel) habría que seguir pedaleando, me jugo una mala pasada mental y me vine abajo físicamente: básicamente me empezó a doler todo y me entró una especie de fatiga. Lo pensé mucho porque la idea era buena pero finalmente le dije: Sabes qué Ivars, sorry, la estrategia es perfecta pero no me siento capaz de ejecutarla y el plan que teníamos era llegar al PC2. – Este plan ya era mucho más agresivo que mi plan inicial de 6 días, o el 2.0 de 5 días o el ultra pro Racing de dormir en los PC y demorarnos 4 dias- Mi socio me estaba proponiendo apretarlo más aún. Lo conversamos por largo rato y luego de parar por unos pasteles y unas cocacolas en Coñaripe acordamos una especie de ajuste: Démosle hasta el PC2 y mañana madruguemos de nuevo y ataquemos (pasemos de largo del PC3).

En la parada por los pasteles dos corredores más se estaban retirando, Cristian Muñoz porque rompió un neumático y Conejeros porque se retiró su compañero de dupla y prefirió llegar hasta allí..

Entre el efecto del pastel, las cocacolas, el descanso y el shot anímico de pensar “es hasta el PC2 y ahí vamos a dormir un poco” me vino un segundo aire, me puse delante y la siguiente cuesta la subí tirando todo el rato. La bajada (pavimento) la hicimos a tope. Después empalmamos con el cruce a Neltume en un camino de gravel bastante bueno. Yo iba como avión, pero ambos íbamos en silencio e Ivars se quedaba atrás.

La tensión era evidente, los kilómetros pasaban y luego de un rato hablamos de nuevo y rompimos el hielo. Ivars me hizo ver que mi cabeza estaba jugando con mi rendimiento. Al ponerme en un escenario que quedaba mucho por delante, mi ritmo se fue al piso y me dolió todo, pero cuando acordamos parar en el PC2, mi rendimiento automáticamente subió. Eso, sumado a la ofuscación de no poder sentenciar a la dupla que nos perseguía, lo tenía choreado. Conversábamos y reflexionábamos mientras avanzábamos por un camino que bordeaba el lago Neltume y finalmente lo pudimos resolver. Me dijo: “no puedes dejar que la mente te gobierne, en esto hay que tener cabeza fría”. En efecto, el dolor de patas y la fatiga que había sentido era real, tan real como lo bien que me estaba sintiendo después de retomar el foco. A aprender, capitalizar y seguir!!

Mi viejo decía que los sentimientos cuando no se manifiestan se transforman en resentimientos. Así que creo que fue lo mejor poder conversarlo y echarlo afuera. Además encontramos un punto medio: el día 3 que hasta el día anterior sería nuestro “día tranqui” lo acabábamos de transformar en el día de ataque. Intentaríamos sentenciar a la dupla persecutora e ir a poner algo de presión a la dupla de adelante (Total, nunca se sabe).

Luego de llegar a Neltume subimos por pavimento hasta Huilo Huilo en el único tramo del recorrido que había que devolverse por el mismo camino. Justo ahí nos cruzamos con Felipe Sandoval, triatleta que se conocía con Ivars y después de sobrepasarnos mutuamente durante el dia, venia delante de nosotros. Nos dijo que tenía un alojamiento para 3 reservado y los otros dos inquilinos (su hermano y otro amigo) se habían retirado así que quedamos en compartirlo.

Subimos hasta el PC2, llegamos de noche (21:30 hrs), marcamos y bajamos rápido hasta el alojamiento.

Foto llegando a CP2, se ve ansiedad del día previo al día de ataque. Foto de AcrossAndes

Felipe tenía arreglada hasta la comida así que fue llegar, comer, ducha y al sobre. Espectacular!!!

Aquí está el registro de STRAVA con nuestro segundo día.

Día 3 Huilo Huilo – Nueva Tolten 281 kms. 3.047 mts. 13:35 hrs. de pedaleo efectivo

3:25 “weon, estamos juntos de nuevo con la 3ra dupla… vámonos vámonos!!!”

3:50 Ivars apuraba para seguir con la rutina.. “vámonos Julen , vámonos, vámonos… salimos en 10 min”

04:05 estábamos pedaleando en completa oscuridad luego de un desayuno medio pobre y a la rápida.

El camino iba bajando y rodábamos sin viento por el borde del lago Panguipulli. Nuevamente nos adelantábamos de cuando en cuando con Romain que al parecer salió a la misma hora.

Llegamos a Panguipulli y paramos en una bomba a comprar comida de marcha y cambiarle pilas al tracker de Ivars que estaba acusando batería baja.

Rodando acompañado siempre se hace mas fácil. Foto de @relieveco.cc

Salimos de Panguipulli camino a Máfil. Rodamos largo rato en caminos de tierra y pavimento y al llegar a Mafil, luego de cruzar la ruta 5, tomamos un camino de tierra que iba al lado de la línea del tren al sur apuntándole medio a medio al río Calle Calle en que, a esa hora con el sol arriba, ya no se estaba bañando la luna, ja!

Ese camino fue interminable. Ripio del malo malo y un paisaje monótono que hace que mentalmente uno avance mas lento. Llegamos al lado del Calle Calle y volvimos, menos mal, al pavimento. Un sube y baja terrible y no había nada de abastecimiento. Hacía calor y el elemento vital escaseaba.

Casi llegando a Valdivia llamaron los papás de Ivars (Valdivianos) que estaban siguiendo la carrera a través tracker y cacharon que estábamos por pasar. Nos estaban esperando al borde del camino. Así que para no hacerlos esperar, decidimos pasar de largo un tremendo almacén que había en el sector de “Quitacalzón” en donde varios corredores habían parado a abastecerse. La idea era parar mas adelante. Entonces apareció la cuesta Santa Elvira a la derecha. Ivars me dice: arriba de la cuesta están mis viejos. ¡Terrible cuesta! Cortita pero muy empinada y con casi nada de agua no se hizo tan cortita.

Llegamos arriba y estaban los padres de Ivars con unas cocacolas bien heladas. Fue una parada muy cortita pero muy buena para alimentar el alma!! Seguimos adelante y, con las instrucciones de la madre de Ivars llegamos a un minimarket perfecto en donde almorzamos unas empanadas, más cocacolas, galletas, isotónicos y recargamos agua.

Seguimos camino con el estómago lleno hacia San José de la Mariquina. Una mega recta con mucho viento y tráfico que nos tuvo entretenidos largo rato.

Llegamos a San José y enfilamos hacia Mehuín en la costa. Luego de un rato en asfalto, la ruta nos llevó a más ripio. Unos buenos repechos y bajadas con mucha piedra donde ya se olía el mar.

Entonces empecé poco a poco a sentir que me costaba “sostener la cabeza”. Como que el “resorte que la hacía subir” se había vencido. Pensé que sería por el cansancio así que no le di importancia. Seguimos adelante y llegamos a Mehuín, pueblo costero en donde pillamos a dos corredores buscando el punto de control. Una de ellos era la galáctica Ashley Carelock, una gringa ganadora de la versión anterior de Across Andes y una leyenda viviente del ultra ciclismo que nos había pasado el domingo en CP1 mientras dormíamos y ahora le estábamos dando caza.

Resultó que el checkpoint lo pusieron en una estancia que, para llegar, habría que subir una trepada de 200 metros al 22%. Íbamos a caminar la subida pero estaban sacando fotos así que nos subimos a las bicis y pedaleamos hasta arriba jajaja. Uno nunca deja de ser niño. Arriba estaban los capos de Gravel BioBio esperándonos con el checkpoint, sillas de playa, papas fritas, jugo y una vista tremenda!

Eran las 17:00 por lo que íbamos perfecto con nuestro plan de seguir de largo.

Descansamos un rato y yo me senté en una de las sillas de playa para apoyar la cabeza.

Seguimos camino con Felipe Sandoval con quien habíamos estado todo el día sobrepasándonos después de salir juntos desde CP2. Salimos de Mehuín y luego de algunos Kms llegamos a un canal en donde podíamos pasar por una pasarela o un transbordador.

Elegimos la pasarela. Entró Felipe, detrás yo y al final Ivars. Con los tres arriba la pasarela empezó a moverse y casi me voy al suelo (o al agua); Ivars grabó un video y casi pierde el teléfono (lo subimos a Instagram).

Cruzando por el puente. Foto de Clemente Diaz

Ahí vino mucho gravel mi cuello no daba mas y mi cabeza ya iba entre mis hombros. Vino una pasada por el borde de la playa en donde el equipo de Cross Mountain que iba siguiendo a Romain, nos sacó unas buenísimas fotos. Pese a todos los kilómetros, los dolores y el cansancio el animo iba arriba y el paisaje ayudaba muchísimo.

Los tres jinetes del apocalipsis retratados por Clemente Diaz

Seguimos adelante y la idea, por la hora, era parar en Nueva Toltén, si bien creo que en verdad con algo mas de esfuerzo podríamos haber cruzado la cuesta Lastarria, le apuntamos al sector de Santa Bárbara y llegamos aun con algo de luz de dia.

Llegamos y luego de preguntar en un almacén, nos quedamos en una pensión en donde nos alimentaron y alojaron muy muy bien.

Luego de acomodar las bicis, ducharnos y ponernos ropa para ir a dormir, llamé a Stanley mi amigo kinesiólogo y le conté sobre mi cuello.

Le expliqué lo que me pasaba en una videollamada me tranquilizó y me explicó que era una fatiga de un musculo y no una lesión propiamente tal.

-Ok, le dije, y qué hago.

-Esto no se va a pasar con un analgésico, se pasa descansando.

-Ya, pero me faltan 200 kilometros.

-Bueno, aguanta nomas entonces porque esto requiere descargar el musculo y dejarlo descansar, mientras mantengas la misma posición, el síntoma se va a mantener. Por ahora apoya la cabeza en donde puedas y ponte hielo pero prepárate porque mañana va a ser lo mismo.

En estas condiciones pintaba que el ultimo tramo sería lento y desafiante.

Después de eso bajé a comer y mientras estábamos comiendo mi socio Ivars saca el teléfono para ver el tracker.

Me mira y dice: “Tenemos a 4 horas delante a los primeros y van avanzando lento”.

Los de atrás los habíamos aventajado largamente ya que habían pedaleado de noche e intuíamos que estaban reventados.

Me dice: “Qué pasa si nos cambiamos, salimos ahora y atacamos a los primeros, ganaríamos el AcrossAndes!” (Las leyendas Tagle y Errazuriz porque según el tracker estaban casi detenidos hace ya un rato y se notaba que iban avanzando con problemas)

Empezamos a conversarlo, era una idea loca porque llevábamos 281 kilometros y mi cuello no daba tregua (aunque tampoco iba a mejorar descansando tan poco) pero por otra parte le meteríamos mas presión a los líderes aunque mi diagnóstico era que si alcanzaban a salir de donde estaban atascados, la posibilidad de cazarlos era muy baja porque llevábamos muchas horas pedaleando. Estábamos en eso y llegó la comunicación oficial de AcrossAndes de que Tagle y Errázuriz se estaban retirando por problemas médicos. CHAN!

Es decir, estábamos virtualmente en primer lugar. La única amenaza era la dupla de Alejandro con Rodrigo que venían a unas 6 horas detrás y, si pedaleaban toda la noche, existía la posibilidad que amanecieran a nuestro lado.

Así que finalmente nos dormimos pensando nuevamente en salir muy temprano y defender el primer lugar (antes impensado) y quedarnos con la carrera.

Aquí está el registro de STRAVA con nuestro tercer día.

Día 4 Nueva Toltén – Meta 207 Kms 3.160 Mts 12 hrs de pedaleo efectivo

03:00 Nos despertamos mirando el live tracker. Teníamos una ventaja considerable ya que la dupla perseguidora había dormido en PC3 Mehuin (como lo suponíamos) por lo que, si teníamos un dia sin contratiempos, no nos podrían recortar la ventaja. La estrategia había dado frutos.

Partimos nuevamente a las 4:00 (con Ivars nuevamente… “vámonos wn, vámonos”) y avanzamos los primeros 10-15km por un camino de tierra bastante bueno.

Pronto nos acercamos a la temida cuesta Lastarria, que en 26 kms acumula 800 metros de desnivel. Subimos bien, con buen ritmo pero al llegar arriba tuvimos que parar en un par de cruces porque había varias opciones de camino y el GPS no era tan claro de cual teníamos que tomar. -Cuando los caminos van muy paralelos es difícil interpretar lo que dice una pantallita de 3 cms. Si la opción A baja, y la opción B sube, puedes arriesgarte a bajar y tener que devolverte (y regalar metros) o bien, a subir y tener que devolverte (y, de nuevo, regalar metros)- Así es que a esas alturas era crítico acertar a la primera.

Mi cuello se fatigó bastante rápido por lo que, con la cabeza prácticamente colgando, tuve que hacer la bajada muy despacio.

Avanzando con Ivars y Felipe en la mañana del 4to dia. Foto de Clemente Diaz

Bajando la cuesta nos detuvimos a desabrigarnos en un paradero y tenía unas llamadas perdidas de mi esposa. La llamé y me dice: «Qué onda, me llamó Bastidas y me dice que van primeros con posibilidades de ganar!!!!! Dale con todo, con todo!!!!» hablamos corto y me dijo que estaría atenta al tracker todo el día.

Continuamos avanzando hacia el pueblo de Lastarria por un camino pavimentado. Yo me tenía que mantener a rueda ya que no podía mirar hacia adelante, solo a ratos me levantaba la cabeza con la mano desde el mentón para ver algo mas que el suelo (bastante freaky la escena). Pronto vimos (vieron, porque yo no veía nada) a lo lejos a Ashley que nos había adelantado mientras dormíamos. La alcanzamos y venía en estado catatónico, super asustada porque la habían atacado unos perros durante la noche y tenía una herida en una pierna. Nos detuvimos, hablamos con ella, pero estaba retirándose de la competencia y había llamado a la organización. Estuvimos con ella unos minutos hasta que llegó Pablo en el Media Car para trasladarla al hospital. Mala cosa, estaba muy triste. (Los juegos del hambre continúan, pensé)

Seguimos camino y en el mapa aparecía una gran recta tipo falso plano hasta Villarrica casi completa de pavimento. Perfecto!

Comenzamos a avanzar y, pese a que era efectivamente una recta, no era un falso plano sino un sin fin de colinas que íbamos pasando de una en una. Hacia arriba en plato chico y piñón grande y luego bajábamos… «and repeat». Obviamente el avance no fue rápido y las subidas reiteradas mermaban las fuerzas además de ir machacando la mente poco a poco.

Nos tomó mucho más de lo que esperábamos poder avanzar ese tramo de pavimento.

Unos 10 kilómetros antes de llegar a Villarrica, nos alcanzamos nuevamente con Felipe Sandoval y acordamos almorzar juntos en Villarrica. Yo no iba nada bien por lo de mi cuello y por cansancio general así que Ivars y Felipe se adelantaron para buscar un lugar donde almorzar. Luego de un rato de sube y baja, el GPS me desviaba a la izquierda por un desvío a (quizás) el camino mas malo y feo y hostil de toda la ruta: unos 7 kilómetros de ripio malo, con un “lindo” paisaje de plantas de áridos y camiones pasando a toda velocidad levantando tierra sin piedad. Ese tramo no lo teníamos en nuestros planes y me tocó hacerlo solo. Con el problema de mi cuello, me caí unas 3 veces. Caídas leves producto de no poder ver hacia adelante y «enredarse» con las zonas de arena del camino. Frustrado me paraba, gritaba y maldecía al universo pero después pensaba: vamos que este camino no puede ser infinito y me metí solito en este enredo. Tal cual, después de un rato de batallar con el camino y sobre todo con mi cabeza, llegué a Villarrica. Saqué el teléfono y me extrañó que aún no me habían enviado la ubicación del lugar del almuerzo. Pero luego de una llamada y al poco andar me llegó el punto: Pizza Cala espectacular!

Unas cuadras mas adelante llegué y estaba Felipe e Ivars que habían llegado solo unos pocos minutos antes ya que «les vino la palida», los dolores varios y avanzaron mas lento de lo que pensaban (a todos nos pega el esfuerzo).

Revisamos el tracker y vimos que ya estábamos muy cómodos, así que nos tomamos nuestro tiempo, comimos pizza como si no hubiera un mañana y descansamos un rato considerable. En ese rato, se nos acercó Konstantin, otro corredor que vive en la zona y que se había retirado en Panguipulli. El conocía la ruta, y nos comentó que la «cuestita» que nos faltaba era violenta. Mucho desnivel y muy mal camino, o sea: habría que caminar.

Mientras mis colegas estaban en el baño me quedé solo terminándome la pizza. Instintivamente tomé el celular y tenía muchísimos mensajes de texto y audio que amigos y familiares me habían enviado. Fue un momento muy potente en el que a ratos me “entraron algunas basuritas en los ojos”.

Salimos de ahí tranquilamente y nos internamos en el último camino de tierra que ahora sabíamos que incluía una cuesta brava entremedio.

Yo me tenía que ir «a rueda» de Ivars porque no podía ver nada. Aun así, me caí de nuevo en una parte.

Luego de unos sube y baja paramos en un puente porque “la naturaleza llamaba”. Apoyé la bici y me pareció que el lugar merecía foto. Pongo las manos en los bolsillos de la tricota y en ese momento me di cuenta que había perdido mi celular y mi cortaviento.

Resulta que ambas cosas las llevaba en los bolsillos de la espalda y como tenía que bajar erguido por el tema del cuello, prácticamente me sentaba en el tubo horizontal delante del sillín (soportando el peso en las piernas porque con el zangoloteo, sentarse hubiese sido una mala idea) Seguramente el propio sillín empujó ambas cosas y las hizo suicidarse en algún punto.

Justo en ese momento nos alcanzó Romain y nos comentó que había visto el cortaviento un par de kilómetros mas atrás así que, sin pensarlo mucho, me devolví. Llevaba 3 kilometros y aun no veía nada. Se me vino a la cabeza que había perdido las fotos, un celular caro y mi cortavientos favorito. Me empezó a rondar en la cabeza :  como voy a recuperar el chip en Melipeuco, de donde voy a sacar otro teléfono, por qué siempre me pasan estas cosas, las fotos no se respaldaron porque iba en modo avión etc etc. En eso aclaré la mente y le dije a mi cabeza «esta vez no me vas a afectar» vamos a terminar esto como sea y, rápidamente «hice la perdida» media vuelta y vamos!!!

Empezó la ultima cuesta. Era efectivamente terrible: 3.4 kms al 9% con una maxima del 19% que se sostenía por varios metros (la peor parte de la subida a Farellones tiene un 12% de pendiente) Todo esto en una superficie de ripio insufrible.

Caminamos gran parte y paramos en la cima. Nos sentamos, filosofamos unos minutos con Ivars y acordamos bajar tranquilos para no arriesgar las maquinas, neumáticos o cualquier contingencia. Yo no tenía muchas mas opciones por mi cuello rebelde.

Llegamos abajo y pronto salimos al pavimento. Ahí comentamos: listo ya no nos para nadie, ganamos esta cuestión. Nos quedaban «solo» 43 kms de pavimento (cuando llevas casi 1000 en un trazado del AcrossAndes, 43 de asfalto se dicen fácil)

Avanzamos rápido, Ivars se ponía delante y yo le seguía la rueda. Un par de veces me puse delante pero él tenía que asomarse por el lado para mirando hacia el frente y avisándome porque no yo no alcanzaba a ver nada. Como pensarán, la maniobra era realmente arriesgada así que pronto la abortamos y mi socio tuvo que sacrificarse de nuevo (un monstruo). Menos mal íbamos con viento a favor. Felipe Sandoval iba con nosotros.

– Los triatletas tienen una facilidad increíble para pedalear en las aerobarras y se ponen uno al lado del otro (no está permitido el drafting)-

Así que yo iba como cochero de una carreta con dos caballos delante. Rodábamos rápido, las palabras ya eran escasas. Como el viento iba en la misma dirección no lo oíamos. Solo era el ruido de los neumáticos en el asfalto y uno que otro auto que nos adelantaba. Yo aguantaba detrás y me lamentaba por la mala fortuna (o quizás la falta de experiencia) que hizo que mi cuello se fatigara y este ultimo tramo de carrera no pudiera aportar en la faena.

Faltando unos 6 kms para llegar Felipe se despegó y se fue solo. Con Ivars hablamos brevemente tomando conciencia de lo que habíamos logrado, nos felicitamos y agradecimos mutuamente. Hasta hacía unos días nos conocíamos relativamente poco, habíamos hecho un carrerón, habíamos tenido suerte pero también nos habíamos complementado muy bien, habíamos resuelto nuestras diferencias y estábamos ganando la carrera más extrema que ambos habíamos enfrentado en nuestras vidas apelando a la colaboración y sentido de equipo.

En esos últimos metros se me vinieron a la mente los meses de preparación, las levantadas de noche, las acostadas tarde, los problemas para compatibilizar el tiempo de familia trabajo y deporte, las lesiones, los partners que acompañaron a entrenar a temperaturas bajo cero a veces. Se me vino a la cabeza la frase que me dijo un ciclista desconocido (con pinta de viejo crack) en la última subida a farellones antes de esta aventura: En este tipo de pruebas te va a salir un “ciclista interior” que te va a sorprender. Finalmente, se me vino a la cabeza mi viejo que, de haber estado en esta tierra, seguro hubiese estado en la meta esperandonos y vibrando con la carrera. Seguro estuvo por ahí echando un ojo!!

Muy cerca de la meta se nos puso detrás un mediacar de Specialized y así como los corredores elite en las grandes vueltas, hicimos los últimos metros de esta aventura y cruzamos por fin la línea de meta en 3 dias 11 horas y 17 minutos.

Aquí está el registro en STRAVA con nuestra ultima jornada.

y AQUÍ el registro en STRAVA de la ruta completa

Notas al pie

Para finalizar este texto quiero agradecer especialmente a mi partner Ivars Grinbergs por animarse a acompañarme en esta bestalidad de carrera. A mi familia por apoyarme y tenerme paciencia en estas locuras, a mis amigos solo por serlo, a mi kinesiólogo y amigo Stanley Wormull siempre dispuesto en las buenas y en las malas, a mi entrenador y amigo Edgardo Opazo por aportar siempre argumentos y palabras precisas, al doc Renzo Corsini por la guía mas allá de lo profesional, a todos los corredores por hacer de esta aventura una fiesta y obviamente a las marcas que nos apoyaron en este proceso:

  • MTBPRO.cl que me ayudaron a conseguir mi nave intergaláctica Ibis Hakka MX que anduvo 10 puntos.
  • Outside Sports que se agenciaron varios pares de neumáticos Schwable usados en la preparación y en la carrera.
  • Ruedas Firmes que se pusieron con unos insertos Tubolight que me salvaron de mil y un llantazos.
  • Choike Bags que hacen bolsos de bikepacking de primera y cintas reflectantes «Gravel Specific»
  • Bussola.cc que nos ayudaron con la mejor ropa para rodar por mas de 1000 kms.
  • Bikeschop por el soporte técnico y la buena onda.
  • Knog Chile que nos aportaron con luces para hacernos visibles en las amanecidas pedaleando.
  • A los fotógrafos Matt Maynard, Pablo Ramirez y Clemente Diaz por retratar los momentos precisos.
  • Finalmente al gran equipo de AcrossAndes por hacer un evento impecable en términos de producción y organización y por ponerle cariño a cada detalle.

La llegada soñada y el podio de duplas. Fotos de @ramias_photo y @mattnmaynard

Comentarios y Opiniones: 2

  • ¡Qué maravillosa experiencia vivieron! Las fotos durante el recorrido estan geniales, llevándolos a lugares realmente espectaculares. Se agradece la dedicación de compartir cada día de la competencia; se notó el esfuerzo y compromiso en esos más de mil kilómetros. Sin duda, fue una aventura inolvidable que quedará grabada en sus recuerdos

  • ¡Qué maravillosa experiencia vivieron! Las fotos durante el recorrido están geniales, llevándolos a lugares realmente espectaculares. Se agradece la dedicación de compartir cada día de la competencia; se notó el esfuerzo y compromiso en esos más de mil kilómetros. Sin duda, fue una aventura inolvidable que quedará grabada en sus recuerdos

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