170KM De mar a Cordillera en Gravel
La experiencia de ir desde el mar a la Cordillera de los Andes en Gravel.
Ha pasado un poco más de un mes y medio desde que comenzó el verano 2022 en el hemisferio sur. Cuando la época más calurosa del año recién era casi imperceptible, decidí estirar los limites. Tome la idea de salir de la zona de confort y pedalear en Gravel desde la Costa chilena hasta la Cordillera de los Andes.
Casualmente el comienzo del verano es el 21 de Diciembre. Día que se realiza el solsticio de verano, conocido por muchos como el día más largo y la noche más corta del año. Una instancia propicia para pedalear de sol a sol o en realidad hasta cuando las fuerzas lo permitieran.
Textos: Claudio Olguín
Fotos: Camila Caniumil
Comenzando el viaje
El 21 de Diciembre comenzó a las 4:00 AM. Por delante tenía un largo día y era necesario revisar una vez más la lista de cosas que debía llevar. La bicicleta Gravel estaba en optimas condiciones desde hace días. Así que solo quedaba llegar al punto de partida el que queda a 44 km de casa.
Mi gran amigo Gonzalo Bascuñan pasó por mi a las 5:00 AM. El ambiente en la camioneta era un poco extraño, por su parte trataba de mantenerme calmo y haciendo bromas para sacarme una sonrisa. Mientras, yo respiraba mirando el camino que en ese momento estaba oscuro y desolado. En pocas horas esto cambiaria y todo se comenzaría a llenar de luz.
Santo Domingo, la partida de Gravel
El océano es algo increíble para mí. Siempre que voy hasta allí me quedo pensando en la cantidad de energía que tiene y en lo profundo que puede ser. Santo Domingo tiene un espacio especial en mi vida. Cuando era chico, acompañaba a pescar a mi papá y aunque en ocasiones también sostenía la caña, yo prefería sacar pulgas de mar y quizás hasta correr de las olas que en ocasiones me alcanzaban y dejaban todo mojado. En ese lugar y a orillas del mar comenzaría la gran procesión hasta lo que sería la Cordillera los Andes.
Los primeros pedaleos de gravel fueron los más duros. Tenía un montón de pensamientos en mi cabeza, mi cuerpo estaba frío y tenía muchas ganas de vivir esta experiencia de comienzo a fin. Solo quería estar presente, no irme al futuro pensando en cualquier supuesto de mi viaje y así me esforcé para que esto ocurriera.
Los cálculos que nadie te avisa
En mis cálculos estaban aproximadamente 175 km y sobre 2500 de desnivel. Usualmente los mapas indican una cosa, pero lo que puede marcar el GPS y los cambios que tengas en ruta son otros. Antes de ponerme a pedalear hice 3 planes y rutas diferentes. Todas las que se podían utilizar de acuerdo a las variaciones de trafico o complicaciones que pudiera afrontar en el camino.
Aunque el recorrido fue casi camino de cemento, tenia 11,5 km de gravilla. Los cuales comenzaban en el cruce de Leyda y terminaban en el peaje de Puangue. Camino ya conocido porque lo tenía como punto de referencia en el camino a Melipilla, casualmente donde queda mi casa.
Llegando a Santiago
Pasar por Melipilla, pedalear por el Paico, Monte, Talagante y Peñaflor fue algo super agradable. En casi la totalidad de ese tramo hay mucha ciclovía. No me referiré al estado de ella ya que lo que necesitaba en este momento era un lugar mas seguro que la calle. Todos sabemos que los camiones y autos a gran velocidad lo último que respetan es a un ciclista, y mucho menos si está solo.
Entré a Santiago por Padre Hurtado y prometo que fue algo tan complicado, tedioso y lento que me refiero en palabras hasta con un poco desagrado. No habían ciclovías y lo que tenía que hacer era cambiarme de la calle a la vereda de acuerdo a las condiciones. Hasta que de un momento a otro, la calle estaba mojada. Mis ruedas se mojaron y al subir a la vereda, la rueda trasera se resbalo tanto que no pude desenganchar mi pie derecho. Luego de esto es historia. Tuve una gran caída a la entrada de una vulcanización, donde parte de mi pierna derecha sufriría una quemadura la que hasta este momento es la más grande que he tenido en toda mi vida.
Seguir el camino
En ese momento te replanteas todo. Seguir, devolverse o llamar a tu novia para contarle el tema y escuchar una palabra de calma ante al tormenta. Una caída te descompone, te saca de tu centro, te aturde o hasta quizás te motiva. En realidad todo era posible, pero mientras pensaba esto, mi pierna sangraba un poco y tenia que hacer algo rápido. Decidí primero que todo mojar mi pierna con agua. Luego aplicar bloqueador, comprender lo que me había pasado y después pensar en voz alta lo que se podía venir. El dolor se hacía parte de mi pierna y poco a poco se hinchaba más. Decidí apagar el dolor y a cambio pedalear a un ritmo constante y seguro que me permitiera conseguir un solo ritmo. Siento que entré en un estado de meditación por mucho tiempo, donde ya nada me dolía.
Las sensaciones de estar cerca
Maipu, Cerrillos, Santiago Centro y Providencia. Ya adentro de Santiago, encontrarme con antiguos lugares que visitaba me da una sensación de tranquilidad. Por otro lado, cada vez queda menos para encontrarme con Camila mi novia y Sebastian Olguín mi amigo. Quién junto a la Cami me estarán esperando al comienzo de la subida a Farellones.
Encontrarse con tus familiares
El momento exacto cuando me encontré con Cami y Sebastian, seguro de los momentos más esperados de la tarde. Aquí iba a tener un momento de descanso, comida y también esperar a que la temperatura bajara un poco, los 39º se sienten mucho.
Los últimos kilómetros hasta Farellones fue algo que tomé con calma. Antes de comenzar a pedalear comí bien, descanse lo que más pude y esperé a que bajara la temperatura. La llegada del verano se hizo presente con 39º de temperatura a la sombra, algo sin precedentes hasta la fecha.
¿Alguien dijo curvas? El ultimo tramo a Farellones era el más temido por mi.
Si bien he subido varias veces a Farellones en auto, en bicicleta jamás. Por lo tanto aparte de pedalear desde la costa, en este trayecto conoceré el famoso camino a los centros de ski en bicicleta. Algo que de pensarlo me intimidaba bastante ya que este tramo es lo más complicado de todo.
La tarde comenzaba a avanzar y el cansancio era evidente. Los lugares para detenerse un poco y descansar las piernas cada vez se agradecían cada vez mucho mas. Ante eso, aunque el sol comenzaba a bajar, las temperaturas seguían altas para mí. El agua helada fue una bendición que disfrutaba cada vez que refrescaba mi cuerpo.
Soñaba con esta foto y le comente a Camila que quería una fotito entre montañas, ella supo muy bien de que hablaba.
El atardecer comenzaba a llegar y consigo las horas de luz poco a poco eran cada vez más escasas. En esos momentos cuando estas frente al atardecer te das cuenta las grandes cosas que hay al salir de la puerta de tu casa. Lo fuerte que es la mente y lo increíble que es tener sueños e ideas. Es curioso, pero mientras caminaba y pedaleaba, tenía la sensación que había vivido más de un día en este día. Seguro esto fue parte del cansancio, luego de 10 horas de pedaleo comienzas a alucinar y a tener diferentes ideas.
Las luces en la bicicleta me permitieron tener un poco más de visión hasta llegar a Farellones.
Oficialmente en Farellones.
¿Un poco emocionado? Emocionado es poco, cumplir un objetivo siempre es algo gigante, sientes que en cualquier momento se sale del pecho. Que alegría fue llegar a Farellones. La temperatura marcaba 11º pero en mi cuerpo sentía casi los mismo 30º que habían a las 12:00 de la tarde.
El resumen
13 horas de pedaleo
170 kilómetros
2770 metros de desnivel acumulado
Más de 5 litros de agua
Y la satisfacción enorme de poder terminar mi primer desafío en gravel.
Comenzar con la fuerza del mar y terminar en la calma de la Cordillera fue algo increíble y en breves palabras un sueño hecho realidad. Hace 7 meses que tengo una bici de gravel y siento que me ha abierto la cabeza en muchas cosas. Dentro de esas, plantearme diversos desafíos y salir a trabajar por ellos.
Estoy super agradecido y feliz de todos quienes estuvieron acompañándome en esta aventura. Mi polola, familia, amigos y todos quienes de una u otra manera se hicieron presentes en las 13 horas de pedaleo. Sinceramente hacerlo sin ustedes era imposible.
Nos vemos en la próxima, quién sabe, quizás muy pronto.
Claudio Olguín.
Deja una respuesta