Ultraciclismo en el País Vasco por Julen Gallastegui
Fotos por: @jacob_kopecky @rodamundu @bite.of.me @julen_gallastegui
Tras correr el acrossandes en 2021 quedé con ganas de tomar otro desafío de similares características.
Por diversos motivos, entre ellos, el hecho de que se repita el circuito, no tomaré parte en la versión 2022. Entonces me puse a revisar las carreras más reputadas en formato “gravel aventura” pero estaban todas sin cupos. Por lo visto, el Ultraciclismo de aventura es una disciplina que va tomando mucha potencia!!!
En la búsqueda apareció Basajaun una carrera nueva de similares características (750 kilometros con 15.000 metros de desnivel acumulado) que la brutal “Badlands” pero que recorrería el país vasco (norte de España, limite con Francia). Los organizadores son @transiberica_club creadores de la mítica Transcontinental por lo que tanto la seriedad de la organización como la dureza extrema de la prueba estaban aseguradas. Luego de algunas gestiones conseguí un “sobrecupo” y los dados estaban echados.
La organización anunciaba que la prueba sería dura. En el video teaser ya aparecían zonas de la ruta en donde los ciclistas iban en mountain bikes o bicis de gravel con neumáticos gran balón (esos son mensajes subliminales que hay que ir capturando).
El track con la ruta no se entregaría sino hasta 10 días antes de la partida ya que @transiberica_club no quería favorecer a los locales dejándoles campo abierto para ir a reconocer las pasadas.
Solo se anticipaba que el recorrido pasaría por 4 zonas muy características:
URBASA
Un altiplano (al que primero habría que subir) lleno de hayedos que divide el clima mediterráneo del atlántico.
Selva de Irati
Ubicada entre España y Francia, Irati representa una de las mayores masas forestales de hayas y abetos de Europa.
Bardenas Reales
Representa un entorno peculiar y único en cuanto a la composición geológica y climática, constituyen un paraje semidesértico bastante extenso y de paisajes épicos.
Sierra de la Demanda
Una cordillera de clima continental, árida, llena de contrastes entre valles rojizos de tierra arcillosa y grandes montañas de pedriza, coronadas por el Pico San Lorenzo (2270m).
Finalmente se retornaría por el parque nacional de Izqui al inicio.
La base para esta aventura sería Vitoria-Gasteiz una ciudad espectacular, con catedrales, murallas del siglo 12, en donde estuvo asentado el mismísimo Napoleón antes de la revolución francesa. Actualmente tiene unos 250.000 habitantes y es sede del parlamento del país vasco (Comunidad Autonoma Española).
Para afrontar este tipo de carreras, en mi opinión, esto es como una mesa de tres patas. Si una falla la mesa se cae. Es decir uno debe preocuparse de trabajar 3 cosas esenciales (sin orden de prioridad ni cronológico porque todas se retroalimentan)
1- El físico: parece obvio pero no lo es. Esto no se trata solo llegar a mover muchos vatios, hay que mantenerlos. Acostumbrarse a pedalear muchas horas. Probar situaciones de carrera: pedalear con calor, con frío, con sueño, cansado, con el estómago lleno (claro, si después de comer no te puedes echar a reposar estando en carrera). Además dependiendo de la ruta, de la estrategia de carrera hay que fortalecer todo el cuerpo porque con tantas horas sobre la bici puede fallar lo que nunca había fallado (como mi cuello en la AcrossAndes 2021).
2- El equipamiento:
Desde qué bici llevar, qué neumáticos montar, llevar saco/vivac o descartarlo y jugarse por hoteles/pensiones y posadas. Llevar chaqueta de frío o de lluvia… o ambas. Zapatos “caminables” o mas rígidos para el mejor performance. Luces de bici, de cabeza, ambas… probar sillines por varias horas (clave). En definitiva, elegir en la medida de las posibilidades, las herramientas que complementen mejor con mi estrategia.
3- La logística: dependiendo nuevamente de los objetivos personales y la forma física habrá que establecerse metas, objetivos medibles y en función de ello definir la mejor estrategia, saber donde habrá lugares para reabastecerse, dónde puedo parar a dormir. Qué pasa si… qué voy a comer, probar distintas cosas, etc…
Entonces… ¿Cómo lo hice esta vez?
El punto 1 lo solucioné con “la vieja confiable”. Hablé con el gran @edopazo (mi entrenador y amigo) unos meses antes y le hice caso a su plan. Bueno, no es tan sencillo como suena, pero ya había visto los resultados por lo que, teniendo el objetivo en mente y sumándole mucha disciplina y un buen despertador estaríamos cubiertos… al final del día, uno es un animal de trabajo.
Para el punto 2 investigué la zona, vi videos, reviews y definí ir con “la bici gravel más mountain bike que pudiera ir” Jajaja.
Esto porque anticipaban que serían caminos rudos pero en 750 kms con un 60% de gravel igual hay 250-300 kms de pavimento en donde se marcan diferencias. Así que con la ayuda de algunos auspiciadores, contactos, ingenio y un cerro de recursos propios dejé la bici preparada para un apocalipsis zombie.
El punto 3 fue el más flojo y lo pagué caro, porque era la primera vez en esa zona. No conocía la ruta (sino hasta 10 días antes) y con mucha carga laboral no me dio para hacer tantas iteraciones. Habría que ir más “free rider” dispuesto a adaptarse y hablar con los más experimentados y locales los días previos a ver qué podría pasar. A priori dije: es un 30% menos de Across Andes debería demorarme un 30% menos. Me preparo para pedalear 3 días a tope, y si pasa algo, serán 4.
Ya en España
El pasado 24 de julio llegábamos a Bilbao con mi hijo mayor. El plan era unos días de vacaciones y turisteo, luego la carrera y rematar con unos días en Madrid conociendo. Se hablaba por todos lados de una ola de calor sin precedentes que había azotado la zona. (Vamos a aclimatar, pensé). Resultó ser que esa semana en que estuvimos visitando lugares, familiares y turisteando, estuvo nublado todos los días (rico para pasear, malo para aclimatar).
El jueves 28 separamos caminos con mi tocayo y me fui a Vitoria pedaleando (unos 75 km).Fue una maravilla andar en bici por esta zona. Hay mucha cultura ciclista y, por ende, mucho respeto en las carreteras. En algunas subidas veía los escritos en la carretera “AUPA! MIKEL LANDA” la estrella local y corredor del circuito pro tour.
Ya en Vitoria nos juntamos con Tamara Santander, amiga ultraciclista (con los mismos desordenes mentales que yo) que vino a correr sola y con Mariano Lopez y Paulina Pinto la pareja de @aventuradeados (AKA embajadores y promotores del ultraciclismo chileno y organizadores del @acrossandes ). Ellos vinieron por un mes a recorrer en bici y Mariano (así como para calentar las patitas) correría la carrera antes.
Lamentablemente la aerolínea extravió sus bicis por lo que Mariano terminó corriendo un solo día de carrera con bici prestada y retirándose por las esperables molestias físicas de afrontar una prueba así, sin su material. (La buena noticia es que terminaron apareciendo las bicis y ya están viajando por Francia y España).
También nos encontramos con viejos amigos de esta pequeña comunidad ultraciclista como Nacho Pellejeros @natxop (3ro en AcrossAndes 2021) y que terminó Basajaun ganando la 5ta posicion (una bestia), con Osvaldo @taller_bici_bilbao un chileno que vive en el país vasco hace años, que había venido a Chile también al AcrossAndes 2021 y también empezamos rápidamente a hacer amigos nuevos!
El viernes 29 en la tarde se hizo la entrega de kits, charla técnica en donde lo único que me llamó la atención eran unas zonas denominadas “hike and Bike” que iban a estar en varias zonas y se indicaba que habría que buscar el camino. Fuera de eso sin novedades, vinieron corredores de primerísima línea, incluyendo una dupla del equipo Orbea Factory. Bicis astronómicas por todos lados. Gente que los veías y se notaba que eran atletas purasangre y mucha gente con mountain bikes y marcas que no se ven por Sudamérica (parecía Carmela).
Cenamos esa tarde en un restaurant italiano con un buen grupo que se armó y nos fuimos temprano al hotel. Últimas definiciones en cuanto a qué llevar (mirando el pronóstico de calor que se anticipaba). Cargué la bici, ordené mis cosas y dejé todo listo para el día siguiente y me dormí tipo 23:30
El plan era: 250 kms diarios el día 1 y 2 y el día 3 hasta el final. Eso suponía un primer día con 5000 metros de desnivel (Urbasa e Irati). Un segundo día con 3700 metros pero con un desierto en el medio (Bardenas Reales) y un tercer día de casi 6000 metros de desnivel ( Sierra de la demanda). Brutal, escueto pero mentalmente servía. Habría que improvisar los lugares de comida pero los locales le bajaron el perfil. Me dijeron: cualquier pueblo con 8 casas tiene que tener un “bar” (una especie de boliche en donde venden bebidas, cervezas y sándwiches (pinchos). Además en todos los pueblos encuentras “fuentes” de agua fresca. Vamos nomas!
Sábado 30 a las 5:30 sonó el despertador pero yo ya estaba despierto hacia unos minutos. Desayunamos con los chicos a las 6:00 y a las 7:30 ya estábamos en la “Plaza España” que es como la plaza de armas de Vitoria-Gasteiz. Ahí finalmente nos vimos todos tal cual éramos. Ya no había tiempo de cambiar nada y la suerte estaba echada. Los “galgos” que pelearían la punta venían con unos bolsitos enanos y poco más. Todos cargaban mucha agua para parar lo menos posible. Otros venían como si fuesen a andar un mes en la bici, llenos de cosas colgando por todos lados (cada uno con su estilo).
Yo venía bastante más cargado de lo que me hubiese gustado. Además de mi equipo base llevaba una bolsa vivac y una colchoneta inflable. Muy compacto, pero todo cuenta. Adicionalmente cargué en mi bolso frontal una bolsa de agua (vacía por ahora) ya que pasaríamos por lugares con mucho calor y con grandes distancias entre ciudades. La cargué ahí específicamente para no cargar la espalda.
8:00 suena el campanario de la catedral de la Virgen Blanca y partimos a la aventura.
La partida fue neutralizada hasta salir de la ciudad. Cuando pisamos la primeras “pistas” como le dicen a los caminos de gravel (No de tierra con piedras como los de chile, esto es the real gravel en donde se puede ir muy rápido), se corrieron las motos de la policía que nos escoltaba y el grupo de punta empezó a meter ritmo.
En el kilómetro 12 había un cruce de carretera que era clave, porque si cruzaba algún auto (que obviamente tenía la preferencia), perdías a ese grupito así que le metí con todo para mantenerme y lo logré.
Más adelante el grupo se partió en dos, no logré seguir al ritmo que iban metiendo así que me mantuve con el segundo grupo hasta el kilómetro 30 más menos, en donde al salir de una curva se me cayó la cadena y perdí al grupo. Por ahí nos encontramos con Mariano y fuimos un rato juntos. El camino pasaba por pueblos y al salir se metía en campos de maíz, girasoles y otros cultivos. Todo maravilloso y con un clima fresco que ayudaba a refrigerar el motor.
Entramos a una zona de senderos y el clima empezó a cambiar. Si bien estaba nublado ahora había mucha humedad. Habíamos empezado a subir y caía una garúa fina. Entrábamos y salíamos de bosques y selva y el suelo era a veces sendero, a veces asfalto y a veces gravel.
El dia fue avanzando y nos metimos en una zona 100% mountain bike. Unos paisajes preciosos pero había que manejar… pude pillar y sobrepasar a varios. Saliendo de ahí pille a un corredor francés que venía en una mountain bike doble suspensión y me dice “joder que zona mas dura esa, sin suspensión no se como lo hacen”. Salimos a un camino pavimentado, pillamos a una grupeta de 3 corredores y empezamos a descender un puerto bastante largo.
Eran las 13:30 y según mi escueta planificación venían dos pueblos en donde se podría conseguir comida. Ese era el plan. Cuando veníamos pasando el segundo pueblo me desvié soltando al grupo pero no había nada, NADA, todo cerrado. Encontré a un hombre y le pregunté por comida, me dijo que en el pueblo anterior o ya en Pamplona (unos 70 km mas adelante). Me vine abajo mentalmente, media vuelta y a seguir dando de pedales.
Estuve metiéndole hasta que logré pillar al grupo que había soltado que ahora era de 7. Íbamos con la dupla del Orbea Factory. Poco mas adelante el grupo se estiró y yo bajé bastante el ritmo. El hambre me pasaba la cuenta. Llegando a Pamplona entrábamos a las primeras “vías verdes” que son caminos recreativos específicamente acondicionados para peatones y bicicletas. Un sueño.
Eran las 17:30 y a las afueras de Pamplona finalmente encontramos un “bar” paramos con otros dos colegas y en el bar había unos 5 que estaban almorzando o yéndose. Ya habíamos salido de Pamplona y estábamos yendo hacia el norte, en la ruta que cruza a Francia. Salí de ahí y la ruta nuevamente subía ahora por asfalto. Luego de un par de horas paré en Roncesvalles a comer y comprar un “bocadillo” para llevarme para el camino ya que tendría que cruzar la selva de Irati de noche. en ese lugar me topé con otros ciclistas que se aprestaban a dormir ahí y cruzamos buenos deseos y suerte en la ruta. Me puse el arnés reflectante y salí de ahí con las luces prendidas. Avancé por asfalto y el camino subía y subía. De pronto el track cortaba en 90 grados a la izquierda. No había camino pero me había anotado en el Garmin que era una zona de hike and Bike. El track subía por el lecho de un río.
Avancé lentamente y logré salir de ahí y encontré un sendero. Seguí avanzando y el sendero se perdía entre quebradas y arbustos bajos. Ya había caído la total oscuridad, avanzaba muy muy lento pero con la confianza de seguir el track. Hubo largo rato en que no podía avanzar y ya con el cansancio y el peso de la bicicleta cargada se hacía imposible! Saqué la luz, el gps y pude encontrar el camino que era una tenue huella. Volví por la bici y pude avanzar al fin. De pronto el sendero giraba y aparecía un camino de pavimento. En medio de la nada ¡rarísimo! El pavimento salía luego a un camino asfaltado que (según lo que vi en el track después) era el mismo camino por el que venia en primera instancia. Osea, el hike and Bike fue un “gustito” de la organización para meterle dificultad a la ruta y yo estaba indignado. Una tontería a mi juicio ya que era una zona en que incluso en una e-bike hubiese sido difícil pasar pedaleando.
Seguí en mi faena y el camino dejó de subir, se oían unas campanas de vez en cuando de las vacas que andaban por ahí. Había una densa neblina que me hizo bajar muy lento. Aparecían de cuando en cuando caballos y vacas parados en el camino y había que ir bien atento.
Después de bajar harto rato, vi una luz roja parpadeando. Era una dupla que habían roto un neumático y estaban terminando de repararlo. Cruzamos palabras y coincidimos en nuestra visión del hike and bike. Seguí solo ya que aun no terminaban de reparar. Había un segundo hike and Bike que cuando estaba llegando arriba me pilló la dupla y, por mis luces, pudieron descifrar rápidamente dónde iba la ruta.
Con eso mas el “descanso” que habían tenido reparando la rueda me pillaron rápido y avanzaron a un buen ritmo y no logré seguirlos. Llevaba unas 16 horas pedaleando. La carretera avanzó y finalmente vino un largo descenso (en el que tuve que ponerme la parka y todo).
La carretera pasó por un pueblo pero a esa hora estaba todo cerrado y todas las luces apagadas. Avancé al siguiente pueblo y fue lo mismo. La ruta salió del asfalto hacia un camino de gravel. Yo ya venía cansado, ya iba en el km 260 y eran las 03:30… así es que en el primer cruce en que vi un sector medio planito me salí, inflé la colchoneta, saqué el vivac y a dormir. No supe de mi vida en 3 horas de sueño.
7:00 Desperté y miré el mapa. Calculé los 250 km del día y le puse un poquito mas fijando mi siguiente parada en “Calahorra” en donde reservé una habitación en un hotel. Me cambié de ropa, me comí el “bocadillo”, desarmé “el campamento” y a pedalear. Pasé por un par de pueblos pero estaba todo cerrado. Nos topamos con otro corredor y me dijo que a las 10:00 abrían los locales en todos lados. Aproveché un tramo de pavimento para ver en el celular y calcular dónde estaría a las 10:00 y entonces dónde sería el desayuno (Urroz) . Fijé mi objetivo, cambié la música y puse el piloto automático.
Llegué al pueblo y me topé con la dupla de la noche anterior desayunando. Me dijeron que habían dormido en el “frontón” del pueblo con otros 6 riders. Desayunamos, cargamos agua y a la ruta. Salimos de ahí y nos juntamos con la dupla y con otro rider (el francés de la MTB del primer día) venía un puerto durísimo llamado Izko que subía a un parque eólico. El calor empezaba a mostrarse y empezábamos a subir. La dupla paró en una zona y seguimos con el francés en un mano a mano en el puerto. No aflojaba y nos adelantábamos mutuamente hasta que en un caracol miré y venia caminando (te gané, pensé) seguí hasta arriba y paré en la cima. El camino siguió en un sube y baja y no vi mas al francés ni a la dupla, almorcé solo en un pueblo con mucha calma y comí muy bien. Venía una zona que no tenía prevista que era la antesala a Bardenas Reales. Una zona muy árida y con muchas subidas. Al final se veía un pueblo en altura con un torreón medieval espectacular. El camino era puro Gravel y cada vez mas malo. Vi unos riders a lo lejos y traté de pillarlos pero el sol estaba bravísimo. En la última remontada tuve que parar varias veces y me pilló la dupla y otro rider (Fernando) que me dio mucho ánimo (muy buena onda) ¡vamos! me dijo y le seguí la rueda hasta llegar arriba. Al entrar al pueblo vi al francés que estaba tirándose bajo un árbol a dormir para pasar el calor. Llegamos y “asaltamos” el bar (en los bares nos miraban como extraterrestres pero nos trataban muy bien). Estaba “el cámara” de la organización y nos filmó y entrevistó brevemente. Fui el último en salir de ahí, posiblemente porque era el que estaba mas afectado por el calor. Vi el track y venía una larga bajada y empezaba el “llano” de Bardenas Reales. Empecé a bajar y me equivoqué en un cruce. Me di cuenta unos 30 segundos después del error pero venia tan rápido y la bajada era tan empinada que me demoré unos 15 a 20 minutos corregir el error.
Empecé a bajar de nuevo y le metí con todo. Pillé a la dupla y en el llano los dejé atrás. En el último pueblo antes de Bardenas Reales pasé a rellenar agua incluso el depósito adicional que llevaba. Igual el sol ya se iba pero uno nunca sabe. Ahí me encontré con Fernando que se aprestaba para cruzar las Bardenas. Vamos juntos, le propuse. Avanzamos y fuimos conversando por ese desierto mientras la noche se hacía presente. Fue genial. Buena conversa y buen pedaleo. Caminos muy buenos y (salvo unas emboscadas) poco desnivel. Le conté mis planes y me dijo: te acompaño hasta cruzar las Bardenas. Así lo hicimos y luego de dejar a Fernando seguí solo por unas vías verdes con destino a Calahorra donde llegué eso de las 02:30 ahí vino el otro error grave. El hotel estaba en las afueras de Calahorra y me di muchas vueltas para encontrarlo. Finalmente llegué, acordé el desayuno, ducha maravillosa y a dormir. 3 horas nuevamente pero bien dormidas.
7:10 ya estaba vestido, desayunado y retomando ruta. El plan iba perfecto. Calahorra estaba en el km 500. Ahora era hasta el final, 280 kms con 6000 de desnivel. A ver si salía.
Eran 4 “picos” 3 normales y uno brutal. El primero fue 100% Gravel, Muy duro. Iba con la dupla del Orbea y su respectivo equipo de camarógrafos con los que nos saludábamos a cada rato. Llegamos arriba y había unas figuras de dinosaurios como parte de un parque educativo. Sobre la cresta de esa sierra había muchos molinos de viento que a estas alturas ya no eran novedad. El camino era durísimo ya que o subía duro o bajaba duro así que iba comiendo piernas. Bajamos de ahí y paramos con los Orbea y otros que iban delante en un pueblo. A esas alturas yo ya pedía las coca-colas de a 2. Enfriarse un poco, renovar y recargar agua y seguir. El siguiente puerto era pavimento. Se hacía muy fácil subirlo después de tanta subida de Gravel, lo terrible en mi caso era el calor. Tenía que parar en todos los pueblos a enfriarme y cargar agua. Al llegar arriba el track te sacaba del camino por uno de mtb. Una recta de 300 metros al 28% (sí, empujando obvio) y al superar eso un breve descenso y una zona de “hike and Bike” terrible. Otro “campo traviesa” por el cerro hasta encontrar el sendero. Varios convenientemente se “perdieron” o se “confundieron” y pasaron por el camino normal. La organización no dijo ni hizo nada.
Bajamos al siguiente pueblo y el calor era insoportable. Almorcé y tuve que tomar la decisión de no seguir y esperar a que bajara el calor. Me tiré bajo un árbol y dormí una hora y media.
Seguí adelante. Vino la tercera cuesta con su correspondiente bajada. Llegué al siguiente pueblo, paré por mis dos coca-colas, me mojé la cabeza y seguí adelante. Venía el “Pico San Lorenzo” que subía 1400 metros en 19 kms pasando por los 2300 metros sobre el nivel del mar.
Empecé a avanzar y me encontré a otro rider ( Eugenio Gonzalez) con el que conversamos un poco. Le pregunté si iba a cruzar y me dijo que estaba loco. El tipo conocía el sector y me “metió cuco” con la pasada, principalmente porque después de coronar, el track salía del camino y se iba por senderos de trekking que sería muy rudo (y peligroso) hacerlo de noche con el frío y cansancio.
Después del sobrecalentamiento que había pasado ese día pensé que sería prudente cambiar el plan y en vez de hacer de mi tercera jornada un “día largo”, cambiarla por “dos días cortos”. Eso implicaba dormir en el monasterio que era el siguiente lugar con alojamiento, dormir bien y levantarme temprano para terminar. Así lo hice. Cuando llegué al monasterio estaban parando todos los corredores con los que me había venido topando lo que reforzó mi tesis.
Comí algo con el mismo Eugenio que resultó ser un gran conocedor de la zona y un muy buen tipo. Compré un sándwich para el desayuno y a dormir. Me desperté a las 4am para salir a las 5am. 5:10am Subí la dichosa cuesta de noche. Llegando arriba empezó a amanecer “perfect timing” pensé.
Vino la parte de MTB y agradecí hacerla con algo de luz y más lúcido. Salí de ahí y quedaba un poco de subida para llegar a un centro de ski.
Vino una larguísima bajada y en mi mente venía un plano y la meta. Miraba mi GPS y decía que llevaba 740 kms. Quedaban 40. Llegue al plano y empujé como loco. Avanzaba y avanzaba pero ningún letrero indicaba que estuviera cerca. Finalmente pasé por un pueblo en el que paré a rellenar agua. Miré el tracker y me faltaban como 50 kilómetros (y en mi mente me faltaban unos 25).
Ahí caí en cuenta de que estaba viendo los kms recorridos y no los que faltaban. La diferencia que tenía en mi cabeza era porque, como me había perdido en un par de veces, había andado unos 20 kilómetros de más ¡me quería morir! Llegaba la hora del calor bélico y aun me faltaba bastante para llegar. Vino una zona de MTB que era la ultima dificultad de la ruta. Fue terrible, me metí en cuanto charco y rio encontré para poder enfriarme. Avancé muy muy lento como agonizando.
Finalmente llegué al asfalto, miré el tracker, era plano y bajada hasta la meta. Se me vino todo a la cabeza y volvieron las energías. Empujé fuerte hasta entrar a Vitoria. Llegué a la plaza y me entregaron el pequeño trofeo de madera de “finisher”. Avisé a la casa de que lo había logrado y me tiré en una banca a disfrutar de la sombra de un árbol por mucho rato.
Despues de espabilar me metí en el tracker a ver como venían mis “conocidos”. David (un amigo Colombiano) venía bastante bien a unas horas de terminar. Mas atrás venía la Tami y después el gran Osvaldo.
La Tami venía 1ra entre las mujeres y rápidamente me puse al día de que las chicas “se estaban dando y no consejos”… las 4 primeras habían venido bastante juntas y hacía algunas horas Tami había marcado una diferencia importante. Venía llegando al monasterio a las 15:00 hrs por lo que estaba en el límite para intentar la hazaña. Hablamos por teléfono y le dije “Tami, igual es jugado… quizás sería prudente descansar y salir al alba a ritmo demoledor.” “estai loco es muy temprano, perdería toda la diferencia ¡voy nomas!” me dijo.
Se tiró a cruzar la montaña mas dura para hacerle un “jaque a la reina” a Silvia, la segunda que no daba tregua.
Logró cruzar antes de la oscuridad y salir de la zona peligrosa con algo de luz. Para rematar la jugada maestra, avanzó todo un falso plano de unos 30 kms y paró a dormir en el portal de una iglesia… Al día siguiente se levantó a las 5:30 y a eso de las 12 del día llegaba a la meta como primera en su categoría. Jaque mate!.
Lo más meritorio es que es primera vez que corre una carrera así, fuera del país y primera vez que se lanza con una distancia tan larga. ¡Admirable!
Notas al cierre:
Terminada la carrera siempre hay conclusiones que tomar. Creo que haber estudiado más la ruta y haber hecho más tiempo de aclimatación podría haberme sumado para efectos deportivos. La verdad es que, después de esta experiencia (al menos para mi) lo deportivo queda de lado. La experiencia de viajar con mi hijo mayor (que ya lo hemos hecho un par de veces) fue increíble. Además conocer más de esta tierra (la de mis abuelos) y algo de su gente ha sido espectacular. Durante la ruta paré muchas veces a tomar fotos y pequeños videos cosa que va totalmente en contra de algún objetivo deportivo, pero de lo que no me arrepiento en lo absoluto.
Finalmente me quedo con que en la carrera conocí lugares increíbles, a gente increíble en situaciones increíbles! Crucé una selva de noche en la que, entre la niebla aparecían animales (vacas, caballos, castores, ardillas, búhos y otros), dormí en el suelo en medio de un bosque sin más resguardo que un saco vivac, escalé muna montaña llena de molinos en un duelo mano a mano (sólo por jugar) del que salí airoso, atravesé un desierto pedaleando de noche con un desconocido que terminó siendo el mejor partner de pedaleo que podría haber tenido en ese momento (saludos gran Fernando Bernabeu), dormí en un ex monasterio que no tenía mapeado y ni programado en mi plan inicial, crucé una cordillera viendo un amanecer y casi me derretí cuando mi Garmin marcó sobre 50 grados celsius.
Eso es lo que vine a buscar y lo conseguí con creces.
¡Viva la bici!
Gracias como siempre a los auspiciadores que me apoyan:
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