Crónica de la Carrertera Austral (3era Parte y final)

| el 12/03/10 a las 11:21 pm. | 19

Muchos de ustedes recordaran que Gee Atherton salió desnudo en la portada de Montenbaik logrando un gran rating. Señores y señoras:

Me desnudo también para Montenbaik con el fin de incentivar la lectura de este viaje.

La ultima parte de esta gran travesía después del salto.

Jueves 21

Nos despertamos a las 9:00 pendiente del clima y la verdad es que no tenía mucha pinta de día soleado y caluroso pero tampoco creíamos que fuera a llover, por lo que volvimos a hacer pan del cazador para tener un snack para picotear durante el día y comenzamos a emprender vuelo en dirección a Villa Santa lucia a 73 km al norte de la junta. Sabíamos que si el clima estaba con nosotros por extensa que pareciera la jornada podíamos lograrla en un buen tiempo.

Así fue, tras una hora salió el sol y con este por primera vez aparecieron los tábanos, que en definitiva no molestaron tanto, sobre todo al ponerlos en una balanza opuestos a la lluvia. Ese era el costo que teníamos que asumir para no seguir pedaleando empapados. Ahora sí que sentíamos que estábamos en nuestra salsa.

Pasaron hartas horas de subir y bajar con una máxima de 60kmh en ripio con los carros a cuestas (se comprueba la superioridad del carro) hasta llegar a un letrero que anunciaba el término de la región de Aysén y el paso a la región de los lagos, lugar en donde nos detuvimos a almorzar nuestro nutritivo pan del cazador.

Decidimos darle fuerte hasta llegar a la Villa para poder armar campamento temprano y poder pescar y cocinar.

Tras un último esfuerzo (ojo a todos los que van a hacer esta ruta con el último rectón para llegar a la Villa Santa Lucía) logramos arribar a la Villa donde nos instalamos y comimos unos deliciosos tallarines y unos duraznos en conserva de postre.

La pesca fue un desastre el río tenia como 1 cm de profundidad y la verdad yo tampoco tenía la paciencia para recorrerlo y hacerle un intento a la pesca (claramente si salía algo de ese río seria un pirhuín que al igual que el anterior no seria digno de mi sartén).

Hicimos los últimos ajustes a las bicicletas, tirar unos rallos, centrar los discos y una lubricación.

Antes de acostarnos planeamos la ruta del viernes, y concluimos que íbamos a completar los 25 km que nos separaban del ventisquero Yelcho chico sector en donde al costado de la carretera había un camping desde donde podríamos hacer una caminata y recorrer los glaciares.

Quedamos perplejos con la belleza del atardecer con todas las montañas nevadas alrededor de nosotros. No hay palabras para describir lo que sentimos esa tarde.

Viernes 22 “EL DIA D”

Partimos el día como avión: ulpo y leche con milo (que me traía recuerdos a los fabulosos premios de los podios del nacional del jote) para poder desarmar rápidamente las carpas y emprender viaje. Pasamos por el pueblo a botar la basura y a llenar nuestras caramagiolas con agua y el poderoso Nuun Kona Kola. El único Nuun con cafeína. Necesitábamos un punch de energía extra para cruzar la cuesta más alta y dura de la carretera: La cuesta Moraga.

Comenzamos a subir la cuesta y por primera vez, acompañando al buen tiempo, las nubes de tábanos nos seguían intentando succionar el elixir de la vida. Recién empezando a subir nos cruzamos con una retroexcavadora bajando la cuesta como a 70 km/h que casi nos arrolla por ello el conductor se llevo los mas lindos piropos para su madre de nuestra parte.

Seguimos subiendo sin mucha novedad, solo el cruce con unos turistas israelitas que utilizaban un medio de transporte que hasta entonces no habíamos visto en esos parajes, al parecer hacían la carretera austral a caballo, ellos nos dieron ánimo para seguir pedalendo cuesta arriba diciéndonos que ya iba quedando poco. Fue así como seguimos avanzando lentamente, hasta que casi al llegar al portezuelo quedaba una bajada con un repecho infinito y ya cansados de tanto sube y baja decidimos bajar a toda velocidad para llegar lo mas rápido arriba: Grave error.

Mi hermano fue el primero en bajar y yo decidi cerrar la caravana por lo que me fui detrás de la Antonia. Cuando el velocímetro marcaba sobre 50 km/h veo que el profundo ripio de la cuesta comenzaba a mover fuertemente la bicicleta de mi polola y en ese mismo instante supe o al menos vislumbre lo que se venía. Un porrazo de aquellos.

Como la bicicleta de ella venía con alforjas todo el peso recaía sobre la rueda trasera haciendo más ligera la dirección facilitando así una caída a grandes velocidades.

Eso sumado a la falta de experiencia detonó la tragedia.

Al llegar donde la Antonia lo único que veía era sangre. Toda su ropa y calzas estaban rojas. Incluso las piedras del camino tenían sangre. Por lo que trate de calmarme y calmarla a ella recostándola y tratando de echarle un vistazo a su herida en la frente que sangraba mucho. Pensando fríamente decidimos que la mejor solución era hacer dedo a la primera camioneta o camioncito que pasara para que nos llevaran lo más rápido posible a la próxima posta para que le hicieran una buena limpieza.

Para nuestra suerte el primer vehículo en pasar fue un kia frontier manejado por don Freddy Mansilla que se portó un siete con nosotros y nos llevo rápidamente a la posta del Amarillo a pocos kilómetros de Chaitén.

Al acercarnos al Amarillo ya empezaba a verse sobre el camino la ceniza que dejó la tragedia que significó la explosión del hasta entonces inexistente volcán Chaitén (mayo 2008) con lo que deducíamos que nos acercábamos a la zona cero. Llegamos a la posta y en el lugar nos comunicaron que ésta había sido movida a Caleta Santa Bárbara, sitio donde se planea y supuestamente se reconstruye Chaitén. Debido a esto Freddie que seguía su ruta en dirección a la antigua capital provincial ofreció se a llevarnos hasta allá en busca al menos de los paramédicos, de hecho fuimos directo a buscarlo a su casa, pues Freddy lo conocía y le traía bencina desde Palena. En Chaitén finalmente, hicieron las primeras curaciones a la herida. En la limpieza el paramédico le saco un vidrio de la frente proveniente de los lentes de sol que estaba usando al momento de la caída, este había sido el único causante del sangramiento que tanto nos había asustado.

El mismo paramédico fue quien solicitó la ambulancia de Villa Santa Lucía para que vinieran a coser la herida, ya que en Chaitén no contaban con ninguno de los insumos médicos necesarios para realizar una sutura. La enfermera que venía en la ambulancia llamó al doctor general de zona al llegar donde estábamos y al contarle de la herida éste pidió que nos trasladaran directamente a Palena para verla y tratarla él mismo.

Haciendo un paréntesis y volviendo al tema Chaitén, puedo contarles que pudimos constatar en carne propia lo devastada que quedó esta ciudad. Nos comentaban que hay unos 300 habitantes que aun viven en la zona que no fue arrasada por el brazo nuevo que tiró el río tras la erupción.

Es realmente impresionante el efecto que tuvo el volcán y para mi, totalmente incierto qué le traerá el futuro a esta ciudad. Me sentí como en un pueblo fantasma que luchaba agónicamente contra una enfermedad sin cura.

Agradecidos por todo lo que hicieron por nosotros en Chaitén partimos sin mi hermano y sin las bicis rumbo al hospital de Palena, capital provincial provisoria, en reemplazo a la devastada Chaitén.

Viéndole el lado bueno a toda esta tragedia pudimos conocer Palena, una pintoresca ciudad cordillerana, llena de vida. A la Antonia le suturaron la frente (7 puntos) y le dieron una vacuna antitetánica. Mientras tanto yo recorrí la ciudad en busca de alguien que volviera a Chaitén esa misma noche.

No logré mi misión por lo que compré 2 pasajes para las 6 am del domingo y volví al hospital para retirar a frankenstein y dormir en una pensión.

Nos dormimos altiro, expectantes y nerviosos por la despertada del día siguiente, debíamos llegar a la zona cero lo antes posible debido a que nos embarcábamos en Chaitén a las 10:00 de la mañana rumbo a Puerto Montt debido a que la Antonia no se sentía en condiciones de pedalear el último tercio que nos quedaba.

Aprovecho este medio para agradecer a todos los que nos ayudaron en este oscuro día de viaje: Freddy Mansilla por el traslado a Chaiten, al paramédico de Chaitén y su hija Eliana, también paramédica, por las curaciones, al conductor de la ambulancia por el traslado a Palena, la enfermera de Villa Santa Lucía que nos acompañó en el trayecto por mantener siempre arriba los ánimos en la ambulancia, al doctor en Palena y a la gente de la posada “Al Paso” que nos trató como reyes.

Domingo 23

Despertamos a las 5:30 y desayunamos una torre de panes que nos dejaron preparados los dueños de la posada Al Paso y nos subimos al bus a las 6:00 para comenzar el viaje rumbo a Chaitén. Llegamos a las 9:30, nos juntamos con Ben y agarramos nuestras cosas y partimos derechito al transbordador con ruta a Puerto Montt. Mientras nos alejábamos lentamente de la ciudad podíamos ver lo devastada que estaba.

La imagen mas dura y cruda, a mi parecer, es la de una casa a medio asomar en la mitad de la bahía en lo que es una nueva playa de cenizas.

Lamentablemente concluimos el viaje antes de tiempo, pero es comprensible ya que la salud está primero. Hago un balance totalmente positivo del viaje, conocimos gente increíble, recorrimos los parajes más hermosos del país y lo hicimos de la mano de nuestras queridas montenbaiks.

Agradezco enormemente el espacio que ha creado large con sus secuaces y que hayan recibido publicar la bitácora de mi viaje. Espero que les sirva esta bitácora a todos los lectores a que se motiven y recorran el país con sus bicicletas. Es una experiencia única y que los va a llenar de orgullo de ser chilenos.

Agradezco también a todos los que me apoyaron y ayudaron de Oxford que hicieron posible esta travesía: Andrés, Enzo, Cristian y Víctor de la sucursal de orden de malta; Diógenes y Sergio “rossa” de Vitacura y Daniel de la sucursal de Puerto Montt muchas gracias a ustedes por creer en mi.

Agradezco también a Nuun por proveer toda la hidratación en todos sus sabores para este viaje y para todas mis aventuras. Gracias Macarena por la confianza y el apoyo.

Finalmente le doy las gracias a Christopher Galmez por su apoyo con Graphic Media, sus diseños y autoadhesivos personalizados.

Y gracias a todos los fieles lectores.

Jan Guzman

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