Análisis :: Cuando esa bajada es ….

Large | el 18/09/13 a las 7:09 pm. | 9

COMPARTE

Facebook

Twitter

Whatsapp

Estábamos a dos semanas del Montenbaik Enduro del Durazno. Los circuitos estaban decididos hace rato y Los Plaza Trails ya estaban trabajando en ellos.

Era Sábado en la mañana y estaba haciendo labores hogareña, llevando el reciclado al punto limpio, las compras en el supermercado, cambiando pañales (aunque no me crean el sábado es el día) y más encima en la noche tenía que estar presentando nuestros vinos en una feria de vinos de lujo.

Las posibilidades de pedaleo eran casi nulas, pero así todo logramos coordinar con Matias Del Solar una escapada después de almuerzo.

Nos juntamos en la entrada del Durazno y enfilamos hacia la PE1 en misión Ninja ya que nadie podía seguirnos.

Era uno de esos días invernales nublados con buen grip por lo que la bajada prometía bastante.

No había pedaleado por dos dos semanas desde Whistler, sabia que Matias me iba hacer sufrir así es que me propuse bloquearle la pasada lo más que pude en la subida, curiosamente no iba tan mal.  Llegamos arriba en buenas condiciones y comenzamos con el ritual de habitual, rodilleras, un poco de comida, agua, abrir las «suspes» y bajar asiento para comenzar la bajada.

No había hecho esa bajada en casi 6 meses pero algo me acordaba. Empezamos a bajar y el grip estaba perfecto, el sendero ya estaba limpio de ramas y con buenos apoyos. Ayudados por esa primera sección media peralteada por las motos, agarramos un flow maravilloso que no nos dejaba parar y solo se escuchaban los «yaaaajuuuu» de los dos alucinados.

No recuerdo bien si paramos a descansar o no, pero si lo hicimos fueron solo segundos ya que las sensaciones de comodidad y felicidad de andar en un sendero así de rico no las queríamos interrumpir.

Llegamos abajo del santuario extasiados. Con la adrenalina y felicidad que nos salía por todos nuestros poros; hasta un «jaigfaiv» hicimos!! Mientras nos sacábamos las rodilleras y nos preparábamos para la otra subida, no podía dejar de pensar en la bajada; en como nuestra bici nos transforma en ese superhombre que viene «volando» en dos ruedas por un sendero rodeado de arboles y piedras.

Wow!! Me acuerdo y se me ponen los pelos de punta. Fue uno de esos días donde todo se conjuga de buena manera, la amistad, la bici perfecta y la montaña se unieron para darnos un tremendo momento.

Toda la semana de trabajo de oficina había quedado sepultada por esa adrenalina, fueron solo 10 minutos pero cuando el tiempo es escaso y la calidad es buena eso vale mucho más y equivale a mil sesiones de terapia en el loquero.

Esa noche presentando vinos sentía las piernas cansadas pero no importaba ya que me acordaba de esa tremenda bajada y el cansancio pasaba al olvido.

Durante dos semanas estuve ansioso por mostrar esa bajada que se transformará seguramente en un clásico y que hoy esta ahi disponible para que todos la conozcan y disfruten ya que pucha que esta buena!!